Por Valentín Varillas
La presidenta municipal de San Pedro Cholula, Paola Angón, le ha entregado en bandeja de plata la poderosísima dirección del Sosapach a Augusta Valentina Díaz de Rivera, cabeza del PAN estatal.
La llegada al cargo de Jorge Gómez Carranco no deja lugar a dudas.
Además de ser miembro del Comité Directivo Estatal del blanquiazul poblano, este personaje impuso sin ningún problema a su hijo, Alejandro Gómez López, primero como regidor ahí mismo en San Pedro y luego como Secretario de Acción Juvenil en el estado.
Vaya poder.
Juran los enterados que la elección de su vástago en el cargo partidista es uno de los procesos más opacos y desaseados en la historia moderna de Acción Nacional.
Un partido que presume ser el más honesto, transparente y apegado a estatutos, en lo que a la renovación de sus liderazgos se refiere.
En esa ocasión, febrero de 2022, los dados los cargaron con todo descaro a favor del joven Gómez López.
No se cuidaron las mínimas formas para darle un poco de credibilidad al nombramiento.
Díaz de Rivera se metió de cuerpo entero en aras de dar un manotazo sobre la mesa y demostrar que tiene ya el control total de los hilos que mueven al PAN poblano.
Por órdenes suyas, ni siquiera permitieron el registro de perfiles que representaban a grupos diferentes que interactúan al interior del blanquiazul.
Fue el caso de Luis Francisco Pacheco Castro, la carta de Genoveva Huerta y lo que queda del grupo afín al exgobernador Rafael Moreno Valle.
En este contexto, no es casual que, cuando los demonios se soltaron y tuvo que salir de la comuna quien realmente gobernaba el municipio, Luis Carpinteyro, Díaz de Rivera subió rápidamente una foto a sus redes, como espaldarazo a la alcaldesa.
También, el nombramiento de Gómez Carranco manda un mensaje al interior.
Y es que, antes de que se detonara el escándalo Carpinteyro, se filtró que un grupo de diputados locales del propio PAN, encabezados por Aurora Sierra, tenían todas las pruebas de los actos de corrupción y extorsión que se llevaban a cabo en la comuna y que no solo involucraban al entonces titular del Sistema Operador, sino que salpicaban directamente a la propia Angón.
El blindaje de la cúpula panista no ha generado que vuelva la tranquilidad a la oficina principal del palacio municipal de San Pedro.
No saben a ciencia cierta hasta dónde llegó la filtración de información y qué tan grave es.
Y eso los trae nerviosos, muy nerviosos.
La diputada Sierra y sus aliados han mandado señales directas de irregularidades importantes en el otorgamiento de diversos contratos.
Pero en aquel ayuntamiento no conocen los alcances reales de la información.
Piden la comparecencia de la alcaldesa para “aclarar temas”, pero nada más.
La incertidumbre mata.
Y el miedo a que se descubran actos inconfesables, mucho más.
La salida fácil, pero muy poco efectiva de esta crisis, que crecerá exponencialmente en los próximos días, ha sido cobijarte en tu partido, rendir posiciones estratégicas, recurrir al victimismo y mostrar una falsa vocación a la honestidad y a la transparencia, entregando la cabeza de quien en los hechos y por muchas razones, era la única, real y verdadera autoridad en ese municipio.
¿Y ahora?
¿Qué hacer ante el monumental vacío de poder?
¿Quién gobierna hoy San Pedro?
Y lo peor ¿qué sigue?
¿Qué no tarda en salir a la luz pública?
¿Quiénes y con qué temas van a ser exhibidos con toda claridad y contundencia en el congreso y en otros foros de la vida pública poblana?
Viene lo peor: una auténtica tormenta perfecta.