Por Alejandro Mondragón
Dos pistas comienzan a construirse de cara al 2024. La primera corresponde a la sucesión presidencial y la segunda a la conformación de las cámaras de diputados y senadores.
En el relevo sexenal, la oposición va cuesta arriba, sin una baraja seria y ausencia de narrativa, para enfrentar a lo que ofrece la Cuarta Transformación: la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el canciller Marcelo Ebrard; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Los opositores en este tema dan palos de ciego. Todos quieren, pero hasta ahora nadie puede sumar, porque sólo interesa reaccionar a las mañaneras de López Obrador.
Por eso, el mandatario federal insiste en que dará una “paliza” a sus adversarios.
Sin embargo, la otra pista, la legislativa, empieza a dar luz sobre lo que podría suceder: la creación de un contrapeso real a la 4T.
Ya se vio que la oposición como bloque monolítico sí puede frenar las reformas de la Cuatroté, lo que seguramente ocurrirá con la electoral y la de la Guardia Nacional.
Ese mensaje de frenar a la “invencible” ola lopezobradorista desde el Poder Legislativo abre la puerta para que la oposición ahí tenga la fortaleza que requiere para sobrevivir.
Pero lo más importante construir una narrativa alterna para el país, porque eso de rechazar todo lo que provenga de la 4T ya quedó claro no es redituable para su causa.
Tampoco puede ofrecer lo que ya nos dieron a los mexicanos/as en su gestiones de poder. Tanto el PRI como el PAN resultaron toda una decepción y abrieron la puerta a lo que hoy combaten.
Difícilmente los opositores sumarán en busca de la Presidencia de la República en 2024, demasiados egos y estridencias, pero sí están en capacidad de restar la fuerza de la 4T en el legislativo.
Todo al tiempo.