26-04-2024 10:04:19 PM

Puebla, ejemplo nacional en vacunación

Por Valentín Varillas

 

No lo digo yo, lo dice el propio gobierno federal.

El Insabi ha hecho un reconocimiento especial al gobierno de Puebla por el número de vacunas contra el Covid aplicadas en el estado y sobre todo, por la eficiencia con la que se operó la estrategia para cumplir los objetivos.

¿Cuáles eran estos?

De entrada, que se aplicaran cerca de 650 mil dosis de refuerzo y esquemas.

Y que todo esto se hiciera en un plazo de tiempo no mayor a las dos semanas, ya que  biológico caducaba el último día del pasado mes de abril.

Y así fue.

Los números son contundentes, fríos y están al margen de cualquier ambigüedad.

Se cumplió de manera ejemplar y hace bien el gobierno de la República en reconocerlo de manera abierta, clara.

El coordinador nacional de la Brigada Correcaminos, el Dr. Rubén Wilson, director de atención médica del Insabi y el enlace del gobierno de Puebla con la Federación, lo manifestó así en un documento oficial.

El tema no es menor.

El establecimiento y operación de cientos de puntos permanentes de vacunación en varias zonas del estado, resultaron clave para poder llegar a cumplir con lo anterior.

Para el gobernador Barbosa fue siempre una de las principales prioridades en el ejercicio de su gobierno.

Por eso, no le tembló la mano para hacer lo que tuviera que hacerse para que Puebla no fuera nunca un foco rojo a nivel nacional en materia de contagios.

Inclusive, cambiar de secretario cuando el Covid era ya una preocupación real en materia de salud pública en todo el país.

Era junio del 2020 y era evidente también que Jorge Humberto Uribe Téllez, por más recomendado que viniera del gobierno federal y por más impresionantes que fueran sus credenciales académicas como experto en epidemiología, no iba a estar a la altura del reto.

Dos meses y medio bastaron para adelantar que el traje le quedaría, no grande, enorme.

Y más de 75 días, cuando la respuesta oficial a una realidad de emergencia como la pandemia, es un espacio de tiempo gigante.

Por eso el relevo fulminante.

Las críticas ramplonas, sin argumentos, las que se hacen con las vísceras y no con las neuronas, no se hicieron esperar.

No llevaba ni un solo día en el cargo el nuevo titular de los Servicios de Salud Pública en el estado y ya adelantaban un escenario catastrófico, casi dantesco para Puebla.

El buen trabajo del secretario José Antonio Martínez García, hoy queda al margen de cualquier duda.

Hasta el más férreo y extremo crítico u opositor, ante la contundencia de estas cifras, no tienen más remedio que asimilar y reconocer lo anterior.

Por eso, a diferencia de lo que hemos visto a nivel nacional, el manejo de la pandemia en Puebla y específicamente el tema de la vacunación, no han sido materia prima para el golpeteo político y electoral.

No hay forma.

Hacerlo generaría un efecto bumerang que resultaría muy perjudicial para quien quisiera polarizar con lo anterior.

Simplemente fracasarían.

Es evidente que los poblanos, de manera casi unánime y más allá de filias, fobias y al margen de ideologías y preferencias de partidos, reconocen el excelente manejo de la pandemia que se ha llevado a cabo en Puebla.

¿Cuántos gobiernos estatales podrán presumir lo anterior?

O siquiera algo parecido.

Vaya lección.

Y ya con esta infraestructura y logística funcionando con la precisión de un reloj suizo, el próximo reto, el de la vacunar a menores de 12 años en adelante, seguramente tendrá el mismo éxito.

Claro, si el gobierno federal no escatima otra vez el envío de vacunas a Puebla.

¿Se acuerda cuando no llegaban?

La exigencia de vacunas fue un tema permanente que el gobernador Barbosa tocó en sus ruedas de prensa hasta octubre, cuando de frente al presidente López Obrador se tomaron las medidas necesarias para que se diera un cambio radical de la logística nacional en materia de distribución.

Qué bueno que así fue.

El reconocimiento que el Insabi le hace a Puebla, es a la vez un “mea culpa” del absurdo e innecesario maltrato que sufrió el estado por la falta de vacunas.

Haya sido por ineficiencia, grillas, sabotaje o por cualquier otra razón, hoy es evidente que quien ordenó el bloqueó cometió un monumental error y sin necesidad alguna, puso en riesgo a los ciudadanos de uno de los estados más poblados e importantes del país.

Quedará su memoria, diría el clásico: “en el escusado de la historia”.

Para allá va y muy pronto lo veremos.

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