Por Alejandro Mondragón
En qué momento de la vida se perdió la llamada “inteligencia” empresarial en Puebla. No la mental, sino la estratégica, aquella que construía escenarios y anticipaba riesgos.
La comida del Club de Empresarios, en la que fue invitado el canciller Marcelo Ebrard y resultó un acto de promoción del legislador federal, Ignacio Mier Velazco, para la gubernatura en 2024, evidenció las carencias patronales.
¿Nadie les avisó de la trampa política?
No. Todos estuvieron muy a gusto en las selfies con Ebrard y Mier. De hecho, el periodista Mario Alberto Mejía publicó que se formó un grupo de mujeres, encabezado por la expresidenta de la Canirac, Olga Méndez, a favor de la causa del coordinador de la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados.
Peeeero ahí estuvieron otros dirigentes, prestos a decantar por una candidatura, como el encargado de despacho de la Canirac, Carlos Azomoza, quien respaldó a las señoras pro Mier.
En otras épocas, los organismos empresariales anticipaban este tipo de juegos perversos del poder. Se cuidaba la figura de apartidista. Para ello contaban con el llamado Think Thank (Grupo de Expertos) para dar información de primera a sus dirigentes.
Se contaba con la Gaceta Empresarial de la Coparmex y el Instituto de Investigaciones Motolinia. Hoy simplemente el tema les pasó de noche.
Por eso, las agrupaciones patronales dan palos de ciego. En enero del 2021, en pleno contagio por el coronavirus lanzaron su infumable campaña de “Abrir o Morir” para la reapertura de comercios o restaurantes.
O la puntada del líder del Consejo Coordinador Empresarial, Ignacio Alarcón, quien en plena crisis sanitaria anunció inversiones privadas para comprar vacunas.
Las cámaras viven sus propias grillas nada más. En Canirac los jaloneos entre la dueña del organismo, Olga Méndez con su sucesor están en boca de todos. La primera no quiere dejar de mandar y el segundo sumergido en la mediocridad.
Está claro que los peores tiempos del sector privado poblano no están por venir. ¡Ya llegaron!
