23-11-2024 01:03:40 PM

Historias de terror en hoteles poblanos (2)

Por  Valentín Varillas

 

“Mariana” llegó a Puebla para pasar un par de días.

Desde la ciudad de México y acompañada por sus dos hijos, menores de edad, vino a explorar la posibilidad de inscribirlos en una escuela poblana por razones de trabajo del marido.

Otra vez, por cuestiones de tipo económico y convencida de una muy efectiva publicidad virtual, optó por quedarse en un hotel de cadena que parecía ideal para sus necesidades.

Realizó el registro sin problemas, la habitación cumplía cabalmente con lo prometido en las fotos subidas a internet y la reservación ya la había hecho en línea.

Sin novedad.

Asistió junto con sus hijos a sus compromisos del día y llegó por la noche a descansar.

Ya tarde y con engaños, la hicieron bajar a la recepción.

Cayó en la trampa.

Con una logística idéntica a la de la historia de ayer, ya la esperaban un par de hampones armados.

Desde el inicio, el encargado del tercer turno en la recepción, le aseguraba que había sido obligado por estos HDP a hacerla bajar.

Les explicó que venía con sus hijos y que no tenía nada de valor.

Y era verdad.

Acompañado de uno de estos infelices, subió a la habitación y sacó todo lo que pudiera interesarles.

Un reloj de buena marca, joyería no muy cara pero “digna” y el poco dinero que traía en efectivo.

Prácticamente lo justo para poder pagar los gastos del viaje.

Los delincuentes no entendían.

Habían sido alertados por su cómplice, el empleado del hotel, de que había llegado en una camioneta de buena marca.

Y era cierto.

Buena marca, pero modelo antiguo.

Signo de que la economía familiar había vivido mucho mejores tiempos.

Una baja importante en las ventas del negocio familiar, de la mano de las consecuencias económicas de la pandemia, habían mermado mucho su nivel de vida y sobre todo, sus activos.

Ella y su esposo hacían un esfuerzo importante por mantener a sus hijos en una institución privada de muy buen nivel, con los sacrificios que ello conlleva.

A estos malnacidos, poco les importó.

Quisieron llevarla a sacar dinero del cajero para tratar de aumentar el botín.

“Mariana”, gracias a la aplicación de su banco, pudo demostrarles que su tarjeta de crédito estaba prácticamente a tope y que la cantidad de dinero en efectivo de la que podía disponer era ridícula, comparado con lo que pretendían obtener.

Gracias a ello, no fue sacada del hotel dejando a sus hijos a expensas de estos criminales.

La extorsión era la única salida.

Ella tuvo que comunicarse con su cónyuge, explicarle la situación y pedirle que consiguiera lo antes posible los 25 mil pesos que le exigían para no hacerle daño a su familia.  

Imagine el infierno.

Ya de madrugada, la búsqueda desesperada de ayuda por parte del padre, para garantizar la seguridad de los suyos.

Después de cerca de 4 horas, se pudo reunir la cantidad entre los pocos familiares y amigos disponibles y localizables a esa hora.

Como pasa en estos casos, el dinero fue depositado en una cuenta de un OXXO y el comprobante enviado de inmediato al teléfono celular de Mariana.

Solo así, salieron del hotel y los dejaron en libertad.

Previas amenazas, toma de datos personales y robo del celular, con fotos e información personalísima, como garantía de impunidad.

El empleado juraba y perjuraba que no tenía nada que ver.

Que le diera la confianza y que regresara a descansar a su habitación.

La madre de familia subió, despertó a sus hijos y poco antes del amanecer tomó rumbo a la Ciudad de México.

Otro riesgo adicional, de acuerdo con las condiciones de inseguridad que reinan en las carreteras del país.

El sector hotelero ha exigido, con toda razón, a los diferentes niveles de gobierno, condiciones de seguridad óptimas para la captación de turistas.

Los ingresos por este rubro son importantísimos en el desarrollo económico de los estados y por lo mismo, para el país.

Sin embargo, en toda la República, al interior de los hoteles se dan hechos delictivos con una frecuencia que espanta.

Asesinatos, robos, extorsiones, secuestros y demás; en donde empleados y en algunos casos hasta los propios dueños, se encuentran directamente involucrados.

Imposible no tomar en cuenta esta variable en la ecuación.

El sector tiene mucho, muchísimo por hacer para garantizar la seguridad de quienes, con toda confianza, se deciden por sus establecimientos y hacen un esfuerzo económico importante para visitar Puebla.

 

 

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