23-11-2024 03:04:40 AM

Más dinero ¿para qué?

Por Valentin Varillas

Si como todo parece indicar, la aplanadora de Morena se impone en la discusión de la iniciativa de ley de ingresos y presupuesto de egresos de la federación, para el próximo año, el gobierno federal contará con una monto histórico de dinero para gastar.

Según los cálculos más realistas, podría ser hasta el triple de lo que se ha ejercido en el último año.

La vocación recaudatoria de la nueva miscelánea fiscal, las modificaciones a ciertas normas tributarias y hasta el tema de la Reforma Energética, tienen como eje central la generación de más y más recursos.

La cuestión aquí, tiene que ver con las prioridades del gobierno federal para ejercerlos.

Desde su primer año, echaron mano de todo lo que estaba a su alcance para operar el inicio de esta, cada vez más quimérica Cuarta Transformación.

Se acabaron los fondos, los fideicomisos, echaron mano hasta de las reservas, mientras echaban a andar una supuesta política de austeridad que generó inmovilidad y tortuguismo en varias áreas importantes de la administración pública federal.

En algunas ocasiones, ni siquiera lo más básico, lo más elemental, pudo ser cubierto. Ejemplos existen de sobra y comprueban lo anterior.

Dependencias e instancias oficiales que reportan “subejercicios”, cuando su obligación primera es gastar los recursos previamente aprobados y presupuestados.

Como “ahorros”- se manejan con todo cinismo e ignorancia desde el discurso oficial.

Ahorrar es hacer más con menos, no dejar de hacer lo que por obligación le corresponde.

No es un tema de torpeza, ni mucho menos.

López Obrador tiene muy claras sus prioridades en materia de gasto público y esas se mantienen sin cambio alguno para el próximo año.

Un inútil proceso de revocación de mandato que costará casi 4 mil millones de pesos, pero que le permitirá al presidente seguir vigente, políticamente hablando, en el imaginario colectivo de millones de mexicanos y así perfilar su cada vez mayor influencia para incidir en la presidencial del 2024.

Un aeropuerto no avalado desde el punto de vista técnico y operativo por ninguna instancia de aeronáutica mundial, un tren que es repudiado de manera unánime por los sectores de los población supuestamente beneficiados por su construcción y una refinería cuyo diseño y viabilidad se contrapone con la tendencia de las políticas en materia energética que se aplican prácticamente en todo el planeta.

Sin embargo, en los hechos, la autentica joya de la corona en materia de dispendio del dinero del erario es la política asistencial.

Las becas y entrega de dinero en efectivo a diversos sectores sociales etiquetados como “beneficiarios” y que comprometen una parte importante del presupuesto.

Esa es la obsesión del gobierno actual.

Garantizar el seguir contando con esa poderosa arma electoral que le permita tener una importante ventaja competitiva en diversas coyunturas políticas.

Para eso es el dinero extra que se pretende obtener para el próximo año.

No para carreteras y generación de infraestructura pública, tampoco para garantizar el abasto de medicamentos en clínicas y hospitales del sector salud.

Tampoco para garantizar el abasto de vacunas para menores de edad y estar listos por si las instancias internacionales en materia de salud deciden que es necesaria una tercera dosis para enfrentar de mejor manera la pandemia.

Mucho menos para generar las condiciones de seguridad pública y fortaleza institucional que detonen la confianza de inversionistas serios que decidan apostar por el país y generen empleos.

Cientos de miles de millones de pesos en manos de quien, en tres años de llevar las riendas del gobierno, se ha caracterizado por su ineficacia, inoperancia y su absoluta incapacidad de dar resultados concretos a las principales demandas ciudadanas.

Vaya panorama el que nos espera en un año que en teoría, tendría que ser mucho mejor que el que está a punto de terminar.

No se ve cómo.

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