27-11-2024 01:18:18 PM

PAN: cirugía mayor

Por Valentín Varillas

Vienen tiempos de cambio en las filas de la derecha nacional.

Y todo parece indicar que no serán menores.

El fondo y no la forma serán muy pronto distintas, en la forma de hacer política en el blanquiazul.

Sobre todo, si los panistas realmente tienen la intención de ser una opción con posibilidades reales de plantarle cara a Morena en la presidencial del 24.

Para lograrlo, se vuelve urgente la salida de Marko Cortés de la dirigencia nacional.

Sus resultados como líder del partido son, por decir lo menos, muy modestos.

Y en la política, como en potros aspectos de la vida, éstos son los que tienen que pesar cuando llega el momento de tomar decisiones.

Cortés tomó como rehén al partido en la determinación de la estrategia electoral para enfrentar el proceso electoral de junio pasado, incluida la selección de candidatos.

Priorizó a perfiles que en teoría abonaban a su permanencia como presidente del CEN y no necesariamente a quienes cumplían con los criterios de rentabilidad electoral para ser competitivos.

Aunque lucra con el “buen” desempeño de la alianza opositora en la capital del país, la fiesta se termina cuando esta lógica se extrapola al desempeño que tuvieron en los estados en donde se peleó la gubernatura.

Muy poco que celebrar.

Es cierto que una de sus candidatas fue la más votada del país en lo que a diputaciones federales se refiere, pero esto no fue gracias a él, sino a pesar de él.

Se trata de Margarita Zavala, una de las más duras críticas de la forma en la cual el todavía dirigente ha llevado las riendas del partido.

Y es que, para la posteridad, han quedado grabadas las opiniones que Felipe  y su cónyuge emitieron sobre el partido, en medio de la calentura con la que se sudó el proceso interno para elegir el candidato presidencial idóneo para darle pelea a López Obrador.

Fue una auténtica “cena de negros”.

Se dieron durísimo, se dijeron de todo.

Zavala y compañía no tuvieron empacho en comparar la realidad del panismo con los usos y costumbres de las mafias que controlan las organizaciones delictivas.

Que intereses oscuros pesaban más que la rentabilidad electoral, al momento de la toma de decisiones y que existía un acuerdo perverso para imponer a Ricardo Anaya como candidato, aunque su candidatura significara la inminente derrota del blanquiazul.

Y tenía razón.

También la tuvo, cuando adelantó que a partir de esta catástrofe electoral, había un acuerdo implícito de dejarle el control absoluto del partido y sus liderazgos a Rafael Moreno Valle, si lograba imponer a Martha Érika Alonso como gobernadora del estado de Puebla.

Marko Cortés le apostó todo a Rafael.

Sobre todo a imponer su voluntad a través de su enorme capacidad de comprar voluntades a cualquier precio, no importando lo estratosférico de las cifras.

Y jamás tuvieron un plan B.

Por eso, la escasez absoluta de liderazgos y la consecuente famélica caballada en la baraja de presidenciables panistas.

Más allá de Margarita, no se ve quién y en este contexto no sería sorpresa que el grupo calderonista muy pronto, por un simple tema de supervivencia, vuelva a tener el control absoluto del partido.

Al tiempo.

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