Por Valentín Varillas
Impecable, fue el proyecto que presentó en su momento el magistrado Vargas Valdéz sobre la elección a gobernador de Puebla en el 2018.
Su exposición no dejaba dudas sobre las constantes violaciones y alteraciones que se dieron a la cadena de custodia de los paquetes electorales, la base de aquel escandaloso fraude electoral.
Aunque todo esto no fue suficiente para obtener el voto a favor de la mayoría de los magistrados, el tema de la elección poblana lo puso, en ese momento, en el centro de los reflectores de la política nacional.
A partir de ahí, todo parece indicar que se dio un importante acercamiento con el actual grupo político en el poder.
Vargas Valdéz fue fundamental para exponer las irregularidades con las que se operaba el TEPJF, durante la controvertida presidencia de Janine Otálora, quien mostró siempre, en sus argumentos, posturas y votación una postura contraria a los intereses del Movimiento de Regeneración Nacional.
Inclusive, a finales de aquel controvertido 2018, hizo público que presentaría denuncias en contra de la entonces magistrada presidenta, por diversas irregularidades que generaron una “crisis” al interior del tribunal.
Ya en el 2020, en plena 4T, llegó él a la presidencia en una votación cerrada -4 a 3- apoyado por perfiles como el de Mónica Soto, Felipe de la Mata y el del presidente saliente Felipe Fuentes Barrera.
De inmediato, tuvo en su manos asuntos considerados como prioritarios en la agenda política del gobierno federal.
Negarle el registro a México Libre, el partido de los Calderón y entregarlo a otras organizaciones que en los hechos, abonarán al desempeño del partido en el poder en la próxima elección, no fue una cosa menor.
Ahora, el haber pugnado por devolverle al INE la facultad de decidir sobre las candidaturas de Morena en Michoacán y Guerrero, da elementos para abonar al discurso presidencial de desprestigio hacia este órgano electoral.
Tampoco es poca cosa.
Es evidente que los números que traen en Palacio Nacional muestran que algo no está saliendo como lo esperaban y de ahí la virulencia discursiva y el ataque permanente a los consejeros.
Hablar de un potencial fraude desde ahora, da argumentos para el eterno y ya desgastado discurso del victimismo, al que con tanta frecuencia recurre el presidente.
Así, se adelantan a culpar a un tercero, como lo han hecho desde su llegada al poder, de un probable fracaso electoral.
En este contexto, la decisión del Trife en estos casos sí le queda “como anillo al dedo” al jefe del ejecutivo federal y a su partido.
Ante de llegar a la presidencia del tribunal, Reforma publicó un reportaje sobre los bienes y la riqueza de Vargas Valdéz, los cuales no resultan congruentes con el dinero que percibe en el cargo que ostenta.
Para muchos, por el perfil de medio “opositor” que tiene hoy el diario, se trataba de una intentona de bajarlo de la puja por la presidencia, por su supuesta cercanía con la actual élite gobernante.
Para otros, más bien, fue un mensaje desde lo más alto del poder político nacional, para garantizar su eterna lealtad e incondicionalidad.
“Tenerlo agarrado del segundo tercio del cuerpo”-le llaman.