Por Alejandro Mondragón
El PAN resolvió su conflicto interno para la alcaldía de Puebla en un acuerdo salomónico de reparto de pastel para incluir a todas las expresiones que acompañarán a Eduardo Rivera Pérez, en su tercera postulación.
Y además abrió la puerta para formalizar candidaturas comunes con el PRI, PRD, Pacto Social de Integración y Compromiso por Puebla.
Eso ya está hecho, lo cual implicará una operación cicatriz para el arranque formal de la campaña.
Donde de plano las cosas no se acomodan para nadie es en Morena, partido que iría sólo en alianza con el PT y no se plantean candidaturas comunes.
Ya existe una decena de aspirantes inscritos para participar en la encuesta. El problema es que los tiempos de Morena van para largo.
Hasta el 3 de abril se resolverá la idoneidad de los candidatos/as. No habrá pase automático a la reelección.
Si pasan el filtro más de 4 aspirantes, entonces se definirá el método de la encuesta, pero si nada más logran quedar tres personajes, el CEN del Morena designará al abanderado/a del partido a la alcaldía de Puebla.
De ocurrir ese escenario, el del dedazo pues, habrá que conocer cuáles fueron los factores, razones, motivos y circunstancias que tomó la dirigencia de Mario Delgado.
Cualquier nombre que salga provocará protestas por parte de los inconformes.
Es cierto que Morena como partido mantiene su base electoral en Puebla, y la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador es favorable, peeeero lo que está en juego es la respuesta a los problemas de una ciudad que van en aumento.