Por Alejandro Mondragón
Para nadie es un secreto que –en el morenovallismo- el grupo del finado Luis Maldonado Venegas usó al sistema educativo poblano como su caja chica.
Cubiertas las aportaciones para la campaña presidencial del 01, todo era irle sacando poco a poco la manteca al marrano.
Ahora está en el ojo del huracán el Comité Administrador para la Construcción de Espacios Educativos y, en particular, el hoy magistrado Jorge Benito Cruz Bermúdez, pero existe otro personaje que exprimió hasta la última gota al Capcee.
Se trata de Diego Corona Cremean, quien llegó a Puebla procedente de su natal Jalisco para ocupar la dirección del organismo y después la Secretaría de Infraestructura.
Conforme pasaron los meses se compró una casa por Bodegas del Molino y ahora tiene un rancho en la región de Xicotepec-Huauchinango, en sociedad con otro morenovallista, el cantante Francisco Xavier.
En esta zona cuenta con un centro de rehabilitación de la cienciología Narconon. Dispone de un departamento de lujo en Cancún, seis motocicletas de alta gama y a la menor provocación presume la colección de guitarras autografiadas por estrellas del rock.
Desde su despacho en la torre JV ve pasar su vida humilde en Jalisco y mira su impune porvenir.
Desde el Capcee y en Infraestructura dispuso de un pool de 15 constructoras afines al poder para controlar contratos, donde aparecen los nombres de Concreta Estructuras, Estructuras Metálicas y Construcción Gradnja, Diseño y Acabados Construgava, Diseño y Construcción, entre otras.
Bien se afirma: se podrá esconder la mano que roba, pero jamás la que gasta.