Por Jesús Manuel Hernández
Quienes le han tratado por circunstancias coincidentes o por negocios, sacan en conclusión que no es un tipo fácil, su carácter, su mirada, sus expresiones, su pasión lúdica, y su enorme habilidad le convirtieron en un hacedor de dinero desde las épocas de López Portillo. Anécdotas llenarían muchas páginas.
El llamado también “Rey de la mezclilla” por la cantidad de maquila que hizo durante las dos últimas décadas del siglo pasado, usaba autos diplomáticos, algunos decían que incluso tenía pasaporte diplomático y de ahí su alta capacidad para moverse en aduanas y aeropuertos.
Uno de los estados donde más invirtió fue Puebla donde formó parte de una interesante y comprometida red de políticos, abogados y financieros.
La reflexión viene a cuentas por la presunta detención de Nacif en Líbano, aunque Lydia Cacho insiste en que ella lo ubicó, Gertz Manero se paró el cuello, y hasta el momento no ha sido detenido, quizá por el tema aquel del pasaporte diplomático, aun así, circulan versiones de fuentes de alto nivel sobre la solicitud de extradición del personaje.
¿Cómo afectará a los poblanos la deportación de Kamel? ¿cuántos podrían salir salpicados de sus declaraciones?
Quizá las historias que se cuentan sobre su paso por Puebla y su cercanía con el poder, han quedado cortas. Su primera gran presencia fue en épocas de Guillermo Jiménez Morales, cundo era considerado un creador de fuentes de trabajo, insuperable.
Pero menos se ha contado de su cercanía con el gobierno de Mariano Piña Olaya, de sus cotidianas visitas al Centro Mexicano Libanés de Puebla a jugar dominó y de quiénes se sentaban con él en las mesas vespertinas.
¿Acaso ahí se iniciaron las componendas políticas?
Tampoco se ha mencionado mucho sobre sus comidas en uno de los privados del Club de Empresarios de Puebla, de donde años después saldría la decisión de publicar un desplegado a favor del empresario libanés, a quien consideraban ejemplar, curiosamente en tiempos cuando Lydia Cacho había publicado “Los Demonios del Edén”.
¿Volverían a firmar ahora quienes aparecieron en aquéllos tiempos?
Quizá sea en estos recintos donde se puedan encontrar las historias ocultas, los amarres que llevaron a Kamel Nacif a volverse en un importante patrocinador de la vida de los políticos.
Historias como la venta de predios de la Reserva Territorial en tiempos de Piña Olaya y quizá alguno de los jugadores de dominó del Libanés, contratos deshechos cuando llegó Manuel Bartlett.
La cercanía de Nacif con algunos banqueros fue también un hecho importante para el patrocinio de algunas campañas, incluso a gobernador. Y es ahí donde la relación de Kamel se afianza con Marín.
¿Quiénes fueron los interlocutores de esa cercanía, con qué objeto, con qué interés, tras de qué negocios?
Nombres del primer círculo aparecerían seguramente en estas historias o leyendas negras del marinismo, y quizá, muchas, ocultadas al ex gobernador.
¿Cuánto de la operación del caso Lydia Cacho habría surgido de esas reuniones del dominó? Cuánto de la decisión de Marín Torres en apoyar la solicitud de Kamel fue derivada de la presión de haber recibido financiamiento para la campaña a gobernador. ¿Acaso ese fue el principal compromiso del exgobernador y la forma de pagarlo?
Nacif dejó negocios en Puebla desde hace algunos años, parte de su familia está asentada en la Angelópolis y mantiene negocios con familias poblanas, libanesas algunas, de alto nivel social, es decir con poder político y económico.
Muchos de los actores que aparecen en las grabaciones reveladas por el diario La Jornada el 15 de febrero de 2006 son fácilmente reconocidas, como también los intereses que representaban y por supuesto, muchos de ellos al amparo del poder.
¿Y si todo esto volviera a las páginas producto de las declaraciones de Kamel Nacif? Uy, qué miedo.
O por lo menos, así me lo parece.