24-11-2024 05:22:47 AM

Aplanando desencuentros

Por Alejandro Mondragón

 

Tampoco todas las autoridades poblanas son omisas ante los peligros del llamado coronavirus. Quizá se traten de hechos aislados, pero explican bien la forma en la que se atiende la crisis.

 

Por ejemplo, La Central de Abasto de la Ciudad de México se convirtió en uno de los importantes focos de infección por coronavirus. El principal centro de distribución de alimentos opera apenas al 30 por ciento con todas las restricciones posibles. El daño está hecho porque no se reaccionó a tiempo.

 

En Puebla, se actuó con oportunidad. Claro, aquí influyeron comerciantes, bodegueros y trabajadores que acataron lo que estableció el Ayuntamiento, a través de la Consejería Jurídica, a cargo de Yasmín Flores Hernández.

 

Apenas comenzaron a manejarse versiones en redes sociales sobre la presencia del Covid-19 en la Central de Abasto se organizó una brigada para tomar temperatura (a 1,450 personas, entre comerciales y clientes en las tres naves: 240 bodegas). Se realizaron recorridos en los espacios, se instaló un túnel sanitizador y lavamanos, revisaron funcionamiento de gel antibacterial, uso de cubrebocas y control en los accesos.

 

El resultado fue que no se detectó ningún caso probable con sintomatología. Las acciones de prevención siguen y se mantiene el monitoreo. La Central de Abasto garantiza la distribución de alimentos en Puebla.

 

En otros mercados, como El Morelos, han corrido a las autoridades en las acciones de sanitización. Ahí falla la comunicación entre autoridad y comerciantes.

VENTILANDO, LA NO RELACIÓN

 

El gobierno de Claudia Rivera Vivanco adquirió ventiladores médicos para donarlos al sector salud de la entidad.

 

Fueron 12 los aparatos, a un precio de 15.8 millones de pesos (IVA incluido) cuando el hijo de Manuel Bartlett los vendió al IMSS en Hidalgo en el mismo precio más IVA y sin cumplir con las especificaciones.

 

En el mercado, el valor de cada ventilador ronda los 1.8 millones de pesos más IVA.

 

La empresa que los vendió fue Biossmann, la cual se encargaría de instalarlos y dar capacitación al personal médico que los operaría, además que ofreció el año de garantía en todos los componentes de los ventiladores.

 

La entrega de los equipos ocurrió este lunes. Los médicos que los recibieron pidieron se dejaran a prueba ante la necesidad de enfrentar la pandemia, pero hubo una negativa de la Secretaría de Salud porque algunos venían ensamblados y sucios.

 

El ayuntamiento aún no paga los 12 ventiladores hasta garantizar su funcionamiento. La pelota queda en cancha del proveedor y tendrá que responder.

 

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