23-11-2024 02:02:32 PM

“Apoyos sociales”, la apuesta

Por Valentín Varillas

 

El presidente López Obrador no ha cambiado, ni cambiará su línea discursiva.

Ni importa si se trata de seguridad pública, feminicidios, salud o economía, los temas más espinosos que ha enfrentado en la primera parte de su administración.

Él seguirá con su misma retórica de culpar al pasado y de etiquetar a quienes osen criticarlo o no estar de acuerdo con sus decisiones, como neoliberales, conservadores, fifís y demás.

Continuará privilegiando siempre, la óptica de la conveniencia personal, sin importarle nada, absolutamente nada.

Las cifras duras, los números fríos que muestran una importante caída en sus niveles de aprobación, le importan todavía mucho menos.

No le quitan el sueño.

Cualquier político o servidor público hubiera ya tomado cartas en el asunto.

Operar una estrategia de control de daños o de giro radical en acciones, actitudes y discurso, sería la medida lógica a tomar.

Sobre todo cuando la coyuntura electoral del 2021 está ya a la vuelta de la esquina y en donde el presidente se va a jugar la composición de la próxima cámara de diputados federal.

Un suicidio político-electoral, podría concluirse aplicando la lógica más elemental.

No para AMLO y su grupo.

Ellos le apuestan a que el blindaje presidencial se mantendrá y se va a reflejar en el número de votos que esperan tener el próximo año a través de la operación de los programas de asistencia social destinados a diversos sectores de la población.

Sí, a la entrega en efectivo por concepto de becas para estudiantes, apoyos a mujeres trabajadoras y personas de la tercera edad.

Los miles de millones de pesos presupuestados para estas causas, se ha convertido en un importante pilar de la economía familiar para los beneficiarios, quienes pase lo que pase no modificarán el sentido de su próximo voto, con tal de seguir recibiendo su dinero cada mes.

Estas “ayudas” tendrán todavía un mucho mayor valor, en el entorno económico complicado que se vaticina para el país en lo que resta del año.

La tormenta perfecta llegó: baja histórica de los precios del petróleo, presiones al tipo de cambio y una incapacidad monumental para detonar la economía doméstica.

En este complicado contexto, el contar con una “lanita” segura por parte del gobierno, no tiene precio y a la vez, garantiza lealtades.

Por eso, el presidente se echa para adelante y reta a sus opositores políticos a verse las caras, no solo en el 2021, sino en el proceso de revocación de mandato que se va a llevar a cabo un año después de la elección.

Sabe que nadie puede competir con tener el control absoluto del presupuesto.

Que hoy, más que nunca, la compra de conciencias sigue siendo la llave maestra que garantiza millones y millones de votos.

Y el esquema, sobra decirlo, se aplicará al pie de la letra, año con año y será fundamental para inclinar la balanza, cuando llegue la hora de enfrentar la madre de todas las batallas : la presidencial del 2024.

Contra esto, por más política que se haga, simplemente no hay antídoto.

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