DE LA CONFORMACION GEOLOGICA
Para entender mejor la historia de nuestra ciudad capital, es necesario hacer un paréntesis aquí, para hablar de las condiciones geográficas de la región y de los terrenos sobre los que se asienta la actual ciudad de Puebla. En los mas remotos tiempos, hace unos sesenta millones de años, el territorio medio del Estado de Puebla era parte regular de un anchuroso mar, por lo que los terrenos que empiezan desde el volcán del Pico de Orizaba, allá por Esperanza, hasta las faldas de los volcanes de la Sierra Nevada y desde el perímetro de Zacapoaxtla y Tlatlauquitepec hasta bien entrado el territorio de Oaxaca, por el sur, estaban cubiertos como es natural de agua salada, la cual al retirarse, la tierra quedo agrietada, con muchas como partes erosionados por haber sido un lecho marino.
Resabios de este antiguo mar, quedan los restos fosilíferos del sitio de Pie de Vaca, donde se han encontrado peces y moluscos de aquella remota época. Lo mismo sucede con los yacimientos de mármol de la misma región, piedra que nos es otra cosa que la resultante de la presión del mar que ejerce al conjunto de sales depositadas. Yacimientos parecidos encontramos entre Tehuacan y Zapotitlán Salinas, donde actualmente el agua acarrea de las entrañas de la tierra las sales, aflorándolas, para que el hombre pueda aprovecharlas. También se tiene el sitio fosilífero de “San Juan Raya”, que nos presenta restos de animales marinos anterior a los propios encontrados en “Pie de Vaca”. Otros restos importantes lo representaba el extenso lago salobre de Oriental, donde como resto de su salinidad los lugareños, explotaban el tequezquite, bueno para quitar la acidez de tortillas y frijoles.
Al desaparecer las aguas del mar, por haber emergido el altiplano central, con relación a nuestra actuales costas. Quedó y es lo más importante, una cuenca cerrada, una olla, en la que se depositó un gran lago alimentado por los escurrimientos de las grandes montañas, la Matlacueye o Malinche, el Popo y el Iztaccíhuatl; de la descomposición de los niveles que corren en el interior de los volcanes, nos han quedado los manantiales sulfurosos del barrio de Santiago, el del Calvario, el de Agua Azul y otros.
En esta olla se formó un lago que se extendió desde los límites de la Sierra de Tlaxcala hasta llegar a algunas partes de Atlixco y desde los llanos de Oriental hasta los límites de lo que hoy es la ciudad de Cholula, y más al norte hasta los pantanos que conforman el área de Xoxtla. Sobresalían de él, las islas de San Juan (hoy la Paz), La de Santa Catarina (hoy donde se asienta la UDLA), los cerros de Loreto y Guadalupe, Los Remedios, los cerrillos de Amalucan y la pequeña Sierra de Toltepec. Razones por las cuales muchos de los suelos de la ciudad son salitrosos y húmedos, problemas que reflejan en su mayoría las viejas casonas.
Hacia el año 500 antes de Cristo, se cree que la región sufre un terremoto que provoca la falla de Valsequillo, por la cual el agua que conformaba el lago, corre hasta unirse al gran río de las Balsas, formando los causes de Atlihuetzia y del Atoyac. Quedando entonces la cuenca del lago conformada en un Valle, al que hemos llamado “Valle Puebla-Tlaxcala”.
El suelo de esta cuenca era por tanto conformado por suelos metamórficos, es decir, eran suelos que habían sido los restos de muchos otros suelos que fueron acarreados hacia el interior del lago, contaminados por las aguas sulfurosas y por miles de detritos vegetales de los grandes bosques que lo bordeaban. En muchas partes fueron suelos tepetatosos, pero finalmente kársticos, es decir conformados por el acumulamiento de sales minerales de muchos de los cerros comarcanos.
Cuando el territorio, se convierte en una zona donde hubo un lago y solo queda la cuenca de un río, muchas de las corrientes sulfurosas que vienen de los volcanes, se ocultan y hacen grandes drenes o túneles que atraviesan la hoy ciudad de Puebla de Poniente a Oriente llevando aun su carga azufrosa. Un conflicto urbano lo representa un conjunto de estos ductos kársticos, que atraviesan bajo la central camionera, y bajo el puente de la Capu, esta agua ha sido conducida por medio de bombas al drenaje de la ciudad,
Estos canales de aguas sulfurosas afloran todavía en algunas partes de la ciudad, como por ejemplo en la Ave. Juárez, entre la 17 y 19 sur, provenientes del manantial del Barrio de Santiago. Pero el problema mayor es que esta agua azufrosa destruye en pocos años cualquier construcción de cemento, asentada sobre ellos, razón por la cual en esa área no hay grandes edificios.
PUEBLA
Se pretende por tanto establecer las razones históricas de lo que constituyó desde antaño lo que hoy conocemos como Puebla.
UNIFICACIÓN DEL TERRITORIO
Consideramos que la primera razón que podríamos esgrimir para poder hablar de que Puebla no fue sólo la ciudad y sí una gran porción de la Nueva España, es hablar de su unificación, en un sólo territorio, de aquellos hechos que le correspondió a don Hernán Cortés y sus huestes europeas realizar, durante el siglo XVI, para darle categoría de obispado.
El conquistador fue el primero en reunir a los diferentes pueblos y señoríos bajo una sola bandera, una sola religión y un solo soberano, el. Conquistar los señoríos indígenas independientes y por tanto conformar bajo su control el territorio que hoy forma Puebla quedando todo bajo la protección del Rey de España y de su iglesia y religión. Sin embargo lo que hoy conocemos como Estado Libre y Soberano de Puebla, fue habitado por grupos humanos de muy diferentes etnias.
ANTECEDENTES
Se tiene conocimiento de que el “hombre”, llegó hasta nuestra ahora entidad geográfica, desde hace más de 20,000 años, en que de ambulaban quizá numerosos grupos de recolectores cazadores, agrupados en bandas de familias nucleares, conformadas por 5 o 10 personas como máximo. Todas las sociedades recolectoras-cazadoras mostraban una división del trabajo consistente por lo que respecta a la supervivencia, en que los hombres cazaban y elaboraban los instrumentos de piedra, colocaban las trampas, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos recolectaban plantas, las procesaban de ser necesario para convertirlas en alimento, ayudaban al hombre para la realización de redes, al curtido de pieles y tejidos para vestir. El tipo de plantas que integraron estos grupos a su dieta y la forma de trabajarlas para lograrlo, han sido elementos que han permitido a los especialistas, dilucidar como se organizó la sociedad humana en cuestión de solucionar su subsistencia. Por esa época, la vegetación circundante era de bosques de pinos-oyameles y de ciprés, con abundantes zacatales, los que se extendían cubriendo la mayor parte del territorio, la temperatura promedio era muy baja, 4ºC., más baja que la actual, condicionada por los límites de la nieve permanente y los bosques que variaron en extensión de acuerdo a los avances y retrocesos de la etapa glaciar que se vivía.
Así en el centro de Puebla, se gozaba de un ambiente lacustre de gran constancia, excepto al final en una depresión intermontana cuyo fondo estaba ocupado por una vegetación de ribera de lago, con áreas de praderas en las partes planas, mientras en las laderas y en las alturas existían bosques de gran extensión, proporcionando por escurrimiento el agua del lago, la vegetación brindaba grandes oportunidades de vida a muchas especies de animales, muchas de las cuales no fueron aprovechadas en la alimentación humana, todo ello dentro de un clima fresco alterado ocasionalmente por períodos alternos de lluvia, sequía y nevadas. En una de las laderas a la orilla del bosque, junto a un cauce de agua, concretamente en la barranca de “Caulapan”, correspondiente a la margen norte de la actual Presa “Manuel Ávila Camacho” (más comúnmente conocida como “Valsequillo”), se localizó un raspador de lasca; que fue fechado por el método de Carbono 14, en alrededor de 21,000 años antes de nuestra era. Clara indicación de la presencia del hombre para esas tempranas épocas, lo que nos indica que ya fabricaba instrumentos de piedra para cubrir sus necesidades.
Entre 15,000 y 12,000 años, se conoce un mayor número de elementos culturales de los pobladores que habitaron también en la región de Valsequillo, cuando de la vegetación desapareció el ciprés, y aparecieron los encinos, la fauna de éste periodo comprendió animales que se extinguieron con el Pleistoceno; el mamut, el mastodonte, el caballo, el camello, el conejo, un berrendo, el antílope, el venado cola blanca, el coyote, la ardilla, la rata de campo, el tlacuache, y una especie de tortuga.
Los hombres se mantuvieron además de la caza o trampeado de animales, de la recolección intensiva de vegetales, plantas, flores, frutos y raíces para completar y balancear su alimentación. De su utillaje se han localizado varios artefactos de piedra, se trata de instrumentos como lascas retocadas en los bordes, que sirvieron de raspadores para desprender la piel de la carne de los animales cazados, cuchillos y puntas de proyectil muy primitivas, realizadas sobre lascas, hacia el final por 12,000 aparecen navajas inexistentes en un principio.
En el lapso de tiempo de 9,000 y el 8,500 el hombre inició la domesticación de algunas plantas, es decir se inició la agricultura incipiente, combinada todavía con la recolección intensiva, sus asentamientos se hicieron más permanentes y fue patente la programación de sus actividades de acuerdo con los ciclos estacionales y las fuentes de agua. Aparecieron los primeros utensilios de molienda, muelas apodas, tejolotes, morteros mayores y vasijas de piedra. La cestería se incrementó, así como la fabricación de redes, y hay evidencias de la producción de telas con algodón.
Cerca de esta barranca, se exploró el abrigo rocoso de “Texcal”, con evidencia de ocupación humana correspondiente al llamado horizonte precerámico, a este periodo se le ubica entre 6,000 y 4,000 antes de nuestra era. El conocimiento que tenemos de esta etapa, es que ya se conocía un mayor número de plantas domesticadas; de maíz ya se trabajaban tres variedades, de frijol se conocían también tres; dos de calabaza (Cucúrbita mochata y mixta) y dos de zapote; el negro y el blanco; además de los cultígenos de los periodos anteriores, como el amaranto (Amaranthus), el aguacate (Persea americana) y el chile (Capsicum annum). También durante este periodo se conoció el perro domesticado y el algodón (Gossypium hirsutum).
Por otra parte el arqueólogo Ricardo Mac Neish, estudió 454 sitios en el Valle de Tehuacan; el más antiguo fue el denominado como “Ajuereado”. Estableció también que hay evidencia de familias nómadas que vivieron en este valle, hace unos 10,000 años antes de Cristo. También de ellos, se han encontrado utensilios de piedra y tejidos que datan de 6,500 a 4,900 a de J.C.
Por los hallazgos, dedujo que la agricultura plena, apareció en el lapso de los 3,500 a 2,000 años antes de J.C. cuando se iniciaron los cultivos de maíz, frijol, varios tipos de calabaza, chile, algodón, huautli (alegría) y esta práctica se había extendido por Aljojuca, Totimehuacán, Cholula e Izúcar. Otras investigaciones determinaron que la irrigación agrícola, surgió entre el 900 y el 200 antes de J.C., Del 1520 al 700 antes de J.C. apareció el intercambio de productos, y más tarde el comercio, las invasiones, la construcción de chozas y altares.
Tenemos noticia de que los primeros grupos humanos asentados en la región, fueron los hablantes de lenguas relacionadas de la familia otomague. Como la familia lingüística del popoloca, conformada por cuatro idiomas: el popoloca, el mazateco, el ixcateco y el chocholteco. Las lenguas emparentadas con el mixteco; el coatlapaneco y tal vez el amuzgo. Mientras tanto por el noroeste, varios grupos de gentes de habla otomí invadieron parte del actual territorio poblano, y por el noreste los huastecos hicieron lo propio, ambos grupos extendiendo su territorio hasta los límites actuales de Huauchinango y Zacatlán, aunque entre ellos y el altiplano poblano también existieron poblados de gentes hablantes de tepehua, lengua emparentada con el otomí. La definición de una etnia, presenta serias dificultades, lo cierto es que cuando nos referimos a una etnia, nos referimos a un grupo que se distingue de otro por características particulares, una de ellas es el parentesco, la forma de organización política, el sistema de valores. En este sentido, se abre la puerta a muchas variaciones en la conformación de una etnia y de sus relaciones que establece con otras. Puede coincidir cultura e idioma, sin embargo, el aspecto étnico es diferente. Debemos decir aquí, que otra de las variables es el tener un lugar de procedencia definido. Por lo que todavía no las podemos catalogar como etnias, solamente como hablantes de un idioma determinado.
e-mail: rafacard_38 @yahoo.com.mx