Por Valentín Varillas
El 2020 no es un año electoral, pero tendrá implicaciones políticas importantes para Puebla.
Sobre todo en lo que a la oposición se refiere.
Para el PAN, por ejemplo, éste tendría que ser un tiempo valioso para definir el papel que jugarán en el proceso local del próximo año, fundamental para sentar las bases del futuro político de Puebla a mediano plazo.
Y el panorama, parece estar lleno de nubarrones.
La derecha local, le dedica más tiempo a la publicación de fotos y mensajes en redes sociales, que obsesivamente buscan vender una falsa unidad, que en generar las condiciones para que realmente se dé una comunidad de objetivos alrededor del panismo.
A pesar de las sonrisas falsas y los mensajes azucarados, siguen abiertas las heridas causadas por el asalto al partido, llevado a cabo por Moreno Valle y sus huestes.
El golpe de timón fue demoledor y despojó salvajemente de sus cotos de poder, a los tradicionales guardianes del blanquiazul.
La falta de cumplimiento de acuerdos tuvo como daño colateral, la afectación de quienes inclusive operaron para que el panismo más radical aceptara a un ex priista como candidato a la gubernatura.
Se llevaron el chasco de su vida y están lejos de perdonar semejante afrenta.
Al contrario, buscarán con todo recuperar lo perdido, aunque esto suponga sacrificar rentabilidad electoral.
Una muestra clara de lo anterior, es la constante presión que el panismo ortodoxo ejerce sobre el líder nacional, Marko Cortés, para que Genoveva Huerta abandone la dirigencia partidista de inmediato y no tenga nada que ver en la definición y operación de la estrategia electoral rumbo al 2021.
Además de la división entre grupos, dos factores importantes podrían tener consecuencias fatales para las aspiraciones del PAN.
Por un lado, el inminente ajuste de cuentas que el actual gobierno llevará a cabo con administraciones anteriores.
La cloaca promete ser grande, además de apestosa y los señalados formaron parte en su momento del círculo más influyente y poderoso del poder político poblano.
Una revisión somera de los nombres contenidos en aquella famosa lista, filtrada a algunos medios de comunicación, nos enseña el enorme potencial mediático y electoral que podría tener el encarcelamiento de alguno de ellos.
Sume también el demoledor desprestigio del presidente Calderón y su círculo íntimo, que se ventilará con gran intensidad a partir del juicio de Genaro García Luna.
El proceso judicial que se lleva a cabo en Estados Unidos, en contra del hombre fuerte del calderonismo, seguramente será un lastre para Acción Nacional en lo electoral, tanto en Puebla, como a nivel nacional.
Por si fuera poco, está también el tema de los dineros.
El panismo poblano se acostumbró a ganar elecciones, teniendo a su favor la ventaja competitiva de la operación política y de recursos por parte del gobierno del estado, situación que en esta coyuntura jugará en su contra.
No se ve tampoco, que aquellos que fueron favorecidos con jugosos negocios al amparo del poder -durante el morenovallismo- vayan a arriesgar capital invirtiendo en una aventura política que, a año y medio del proceso, luce muy arriesgada.
Un factor real que jugará a favor o en contra del panismo, será el desempeño de los gobiernos de Morena y la capacidad que tengan de estar a la altura de las enormes expectativas que generaron entre los ciudadanos, desde aquella elección del 2018.
El enorme reto que tienen por delante es el de dar resultados concretos en temas como la inseguridad, la pobreza y el desarrollo social, tres de los grandes pendientes heredados, precisamente, por las administraciones panistas.
