Por Valentín Varillas
Se llama Rosa de la Paz Urtuzuástegui Carrillo.
Juran las malas lenguas, usualmente las mejores informadas, que está muy cerca de convertirse en la próxima Secretaria de Administración del gobierno del estado de Puebla.
Que ya tiene el visto bueno de Miguel Barbosa y que, por si fuera poco, es muy bien vista también en la oficina principal de Palacio Nacional.
Que únicamente falta ultimar pequeños detalles para que su incorporación a la 4T poblana sea una realidad.
Vendría a poner orden en una dependencia que hoy no tiene pies ni cabeza, que vive secuestrada por pueriles rivalidades entre quienes, por mera casualidad, llevan sus riendas.
Y es que, el nombramiento de María Concepción Lugo Alarcón, ante la intempestiva salida del gabinete de Salomón Kuri, ha dejado mucho que desear.
Sobre todo, en el contexto del discurso de Miguel Barbosa, quien desde el primer día ha prometido a los poblanos darle forma a una gobierno que privilegie los resultados por encima del discurso.
Una secretaría prioritaria, como la de administración, es fundamental para lograr este objetivo.
Y tal parece que, apenas a dos meses de gobierno, no están siquiera sentadas las bases para poder ser optimistas en el futuro inmediato.
En esto parece coincidir también el jefe del ejecutivo estatal.
Por eso, la posible llegada de Urtuzuástegui Carrillo son buenas noticias.
Conocedora de la administración pública, recientemente se desempeñó como Coordinadora de la Consultoría Jurídica del Senado de la República en la LXIII Legislatura.
La misma a la que perteneció el hoy gobernador Barbosa y de la que fue presidente.
Es decir, la conoce bien y existe confianza total.
Ahora, lo importante será ver si los oscuros manoseos no impiden el nombramiento.
Esos que se desatan por ambiciones personales o por los infaltables celos de mentes pequeñas, enanas, que se sienten amenazadas por perfiles de probado talento y capacidad.
Veremos pues, qué es lo que pesa más en esta Puebla 4 transformada.