30-04-2024 12:56:53 PM

El factor Medina Mora en Puebla

Por Valentín Varillas

 

Una de las más grandes preocupaciones que del gobernador electo Rafael Moreno Valle, a finales de aquel 2010, tenía que ver con la designación de su Secretario de Seguridad Pública.

Varios perfiles fueron analizados con lupa.

Muchas propuestas se hicieron llegar desde diferentes frentes.

La duda sobre qué consecuencias habría, una vez que se concretara el tradicional rompimiento de los pactos con los poderes de facto que caracterizan cada cambio de sexenio, de plano le quitaba el sueño.

Al mismo tiempo, reforzó de manera importante la seguridad en su círculo más íntimo, por aquello de las malditas dudas.

El acertijo se resolvió, siguiendo los postulados básicos de cortesía política: Moreno Valle le pidió línea al entonces presidente, Felipe Calderón.

El mandatario federal, recurrió a su vez a uno de sus hombres de más confianza, un auténtico incondicional: Eduardo Medina Mora, quien en ese momento se desempeñaba como embajador de México en el Reino Unido.

Con fuertes ligas en los más influyentes círculos en lo político, lo mediático y lo jurídico, este personaje contaba con una importante baraja de “probables” que podrían cumplir con el perfil de lo que se pedía en Puebla.

Y optó por el priista Ardelio Vargas Fosado, quien en ese entonces fungía como diputado federal.

Un diputado federal que, por cierto, no desperdiciaba la oportunidad, ni escatimaba adjetivos al momento de criticar la guerra en contra de la delincuencia declarada por el presidente Calderón.

Sin embargo, la amistad pudo más.

Medina Mora y Vargas Fosado habían trabajado juntos en el CISEN de 2000 a 2005.

El primero, como Director General.

El poblano, como Director de Seguridad e Investigación.

Uno de los principales argumentos que convencieron a RMV, fue el tufo autoritario de Ardelio.

Él quería a uno de los “duros” para ocupar la posición.

Con la dudosa celebridad de haber sido el responsable de los hechos de represión sucedidos en Atenco, durante la gubernatura de Enrique Peña Nieto en el Estado de México, garantizó su entrada al gabinete del primer gobierno estatal “panista” de la historia.

Ya en el cargo, mucho ruido y pocas nueces.

Mientras encabezaba operativos para desalojar con lujo de violencia manifestaciones que tenían lugar en varios municipios del estado, la delincuencia común y organizada se infiltraba en las instituciones públicas.

Fue en ese momento en donde se sentaron las bases del crecimiento exponencial del huachicol.

Sin embargo, Ardelio no duró mucho en el cargo.

Víctima de constantes grillas internas, que le armaban por no pertenecer a la “burbuja” morenovallista, emigró a la dirección del Instituto Nacional de Migración con la llegada de Peña Nieto a la presidencia.

Y fue cuando, otra vez, Eduardo Medina Mora, influyó en la designación del Secretario de Seguridad Pública del gobierno de Puebla.

Parte de este pacto perverso, hoy llamado PRIAN y del que Moreno Valle fue también miembro honorario, Medina Mora recurrió a otro cuate para el cargo: Facundo Rosas Rosas.

También con el tufo de autoritario y con la penosa fama de haber diseñado patéticas puestas en escena, disfrazadas de operativos para aprehender a importantes criminales, en los sexenios de Fox y Calderón, su nombre fue palomeado por el gobernador.

Rosas Rosas abonó, a través de la más artera complicidad, a que el huachicol se convirtiera en el gran negocio del sexenio.

Una auténtica transnacional, con ganancias multimillonarias para autoridades civiles y militares, contadores, abogados, prestanombres y demás involucrados en el diseño y operación de una compleja estructura de creación de empresas fantasma para “lavar” los ingresos.

A la par, los niveles de violencia y comisión de delitos escalaban sistemáticamente en Puebla.

El tejido social se dañaba irremediablemente, se volvía poroso, lo que explica en buena manera la realidad actual que vivimos los poblanos en materia de seguridad pública.

Imposible no tomar en cuenta todo esto, al momento de preguntarnos cuándo se jodió el estado.

Los recomendados de Medina Mora y su penoso actuar, son hoy parte de la respuesta.

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