Como resultado de la pasada elección federal del 5 de julio, en el BEAP hemos comprobado a través de nuestras mediciones de preferencia partidista, que, efectivamente, para el momento actual el PRI lleva una muy cómoda ventaja sobre el PAN para la elección de Gobernador.
Y cometiendo el mismo error de los panistas en anteriores ocasiones (elecciones municipales, claro), los priístas piensan que esa preferencia los haría ganar con cualquier personaje como candidato. Sin embargo, esa extrapolación de tendencias no siempre es afortunada.
Sobre todo, porque la elección federal fue muy distinta a como será la estatal del año entrante. En la pasada elección, los ciudadanos que votaron se guiaron más por la coyuntura nacional y el desprestigio del PAN como partido gobernante. En otras palabras, votaron más por el partido (a favor o en contra de) que por los nombres de los candidatos, que en la inmensa mayoría de los casos, eran unos auténticos desconocidos para el grueso de la población.
Por el contrario, en una elección local el elector sopesa otras cuestiones y no necesariamente su voto lo decide por el nombre del partido que contiende. El prestigio o desprestigio de los gobiernos locales es algo que evalúa mucho el ciudadano actualmente para decidir su voto. Y, desde luego, la gente valora mucho el personaje que sea el candidato de cada partido.
Nos lo dicen mucho (en encuestas pre-electorales a nivel local) los ciudadanos en nuestros ejercicios de medición de opinión pública. Ante la pregunta ¿Usted en base a qué decide su voto… el partido, la propuesta o el candidato?, el porcentaje mayoritario de respuesta siempre es “el candidato”. Es más, en algunas encuestas que estamos haciendo recientemente, muchas personas ya expresan, ante la pregunta de preferencia partidista, que “depende del candidato” definirán su voto.
Es decir, la preferencia partidista puede modificarse sustancialmente dependiendo de quién sea candidato a Gobernador por cada partido.
Por todo lo anterior, si bien es cierto que en el PRI están partiendo con una notable ventaja en encuestas de preferencia electoral, también lo es que la gente está respondiendo sin conocer quiénes son los candidatos. Hacer cuentas alegres en el momento actual puede costarles muy caro a los priístas, si piensan que todo será igual con cualquier candidato.
Y haciendo un ejercicio interesante, usted mismo póngase ante distintos escenarios y verá que en cada uno puede tener una decisión distinta. Por ejemplo:
¿Usted por quién votaría si los candidatos (de PRI y PAN naturalmente) fueran?
Javier López Zavala vs. Rafael Moreno Valle; Javier López Zavala vs. Ana Teresa Aranda; Javier López Zavala vs. Humberto Aguilar Coronado; Enrique Dóger vs. Rafael Moreno Valle; Enrique Dóger vs. Ana Teresa Aranda; Enrique Dóger vs. Humberto Aguilar Coronado; Blanca Alcalá vs. Rafael Moreno Valle; Blanca Alcalá vs. Ana Teresa Aranda; Blanca Alcalá vs. Humberto Aguilar Coronado.
Por sólo mencionar algunas combinaciones de los precandidatos más mencionados o mejor posicionados. ¿Verdad que tuvo usted diferentes respuestas y no necesariamente el partido fue el motivo de su decisión? No responda quién cree que puede ganar sino por quién votaría usted.
Bueno. Pues así será la elección del año entrante.
