Por Jesús Manuel Hernández
Algunos observadores no acaban de entender por qué tanta rudeza contra Enrique Cárdenas si técnicamente, con base en las encuestas, no tiene ninguna posibilidad de ganar.
Otros analistas se lo explican de una manera muy sencilla: el objetivo no es en realidad Cárdenas, es el grupo que lo llevó a competir.
Ciertamente las investigaciones de las relaciones del gobierno de Jalisco con la campaña de Puebla, el uso de recursos materiales y humanos especializados en la mercadotecnia política, habían sido demostradas con antelación.
De hecho, la llegada de Enrique Cárdenas a la candidatura no es producto de las gestiones del PAN, sino de Movimiento Ciudadano, como parte de una estrategia nacional donde la figura de Enrique Alfaro es metódicamente cuidada en la prospectiva política; el PAN nacional fue el último en sumarse.
Cárdenas representa un proyecto alternativo de la clase política que, si sale dañado, no afecta a ninguno de los grupos en el juego.
De ahí la conclusión de los observadores que ven en los ataques maximizados la oportunidad de generar daños colaterales al PAN poblano, un partido que había sido cooptado por el morenovallismo y ahora se debate entre volver a sus raíces, con los dirigentes y líderes de antes, que no volverían a caer en la trampa, con lo cual el panismo local podría presentarse como el grupo emergente, no controlado por ninguna de las fuerzas en pugna.
Así que exagerar las revelaciones periodísticas sobre Enrique Cárdenas, busca un objetivo: sacar de la jugada al PAN como el partido colocado en la segunda fuerza política del Estado.
¿Y quien sale beneficiado de la operación? Evidentemente el PRI, o lo que queda de él luego de la campaña contra el exgobernador Marín.
Y es que lo que verdaderamente está en juego en estas elecciones extraordinarias de Puebla no es la gubernatura, de hecho, es un trámite para Barbosa Huerta, sino la generación de una nueva clase política, donde la capilaridad aún no aflora y en ese escenario es más fácil negociar con el viejo PRI que con el viejo PAN. Por lo tanto, las jugadas buscan poner en jaque a los panistas con miras al 2024.
O por lo menos, así me lo parece.
