Solo bastó que los Ministros de la Suprema Corte dictaminaran que la próxima elección estatal será en julio del año entrante, para que se abriera la carrera de los destapes anticipados hacia Gubernatura y Alcaldía de Puebla.
Y está bien. Es cierto que los tiempos se anticiparon varios meses.
Pero creo que entre los mencionados del PRI y PAN para obtener alguna de las nominaciones, ni son todos los que están ni están todos los que son.
En el PRI, astutamente, el Gobernador aparentemente abrió al juego para varios personajes. Dos de sus preferidos y dos no tanto.
Para el día de hoy, todo mundo sabe que el delfín de Mario Marín es Javier López Zavala. Lo ha dejado moverse y promoverse. Con recursos y estructura. Con su bendición y apoyo.
Pero también es cierto que Marín, operador consumado desde sus tiempos en Gobernación, sabe que una cosa son sus deseos y otra la realidad de la competencia. Su candidato es López Zavala, pero si éste no es el mejor posicionado en las encuestas, simplemente no garantizaría el triunfo y con ello la tranquilidad del grupo marinista al menos por un sexenio más. No se hagan bolas, así de simple.
Así ha ocurrido en muchos Estados del país, donde el Gobernador priísta en turno quizás tenga su corazón con alguno de los suspirantes, pero siempre toma su decisión en base al candidato que garantice la victoria. Por supuesto, con la venia del CEN tricolor.
En otras palabras, el PRI permite que los Gobernadores actuales tengan su delfín o proyecto propio… siempre y cuando éste sea el personaje que pueda ganar en unas elecciones cada vez más raras y competidas.
El propio Gobernador ayer lo está admitiendo sin ambajes: Su candidato es en primerísimo lugar Javier López Zavala, pero si algo ocurriera, ahí está Alejandro Armenta.
Y también incluyó a dos personajes, que aunque no le agrade, sí son parte de una fuerte presión nacional (del CEN y de un personaje llamado Enrique peña Nieto, quien hace unas semanas comió en privado con Mario Marín): Charbel Jorge Estefan Chidiac y Blanca Alcalá Ruíz.
Aunque de todos, la mejor en todos los aspectos es la Alcaldesa, quien sigue arriba en todas y cada una de las encuestas. En serio. Luego no me creen… y ya ven al final.
Reitero, el Gobernador tiene ya su Plan A y su Plan B (por cierto, el Rector no figura más en los planes por dos razones: Una, prefirió seguir al frente de la Universidad… en una decisión bastante acertada. Dos: Agüera, simplemente, tampoco subió en las encuestas… en serio… en el interior del Estado es prácticamente desconocido).
Pero también hay un Plan A y B alternos. Que no son sus planes pero sí lo son de los ambientes nacionales.
Así pues, la pregunta que queda al final es: ¿En base a qué tomará su decisión Mario Marín? ¿En base a su proyecto y afinidad? ¿O en base a las probabilidades de triunfo? Claro, el escenario ideal es que ambas variables se juntaran. Pero, por el momento, en serio, eso no es así. Por más que quieran pregonar lo contrario.
Lo que también dejó en claro ayer el Gobernador es que en un escenario emergente, quizás tenga dolorosamente que optar por quien tenga más probabilidades de triunfo, aunque no sea su delfín. Pero una cosa para él sí es absolutamente personal e intransferible: Vetar a quien no quiera. Y ayer quedó clarísimo: Nada con Enrique Dóger (aunque éste tenga mucho más posicionamiento que varios de ellos, por lo menos) ni con el melquiadismo, encarnado en Jesús Morales Flores.
¿Se quedarán así de tranquilos?
En el PAN también hubo destapes y comienzan las cargadas. De ellos hablamos mañana. Ahí tampoco hay nada seguro para nadie, por mucho que parezca lo contrario.
Muy pronto, los FODAS de cada uno de los que se han mencionado. Justo como hace seis años.
Siempre coinciden con lo que pasa al final.
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