Por Rodolfo Rivera
A un mes de comenzada la campaña por la Gubernatura en Puebla, al menos a mí me queda clara la diferencia entre las campañas del PAN-Morenovallismo de los últimos 8 años (vamos, desde la del 2010) y la de 2019: Dinero.
Atrás quedaron para el blanquiazul aquellas campañas de despilfarro de recursos (públicos en muchos casos) en las que se tapizaba el Estado con espectaculares, bardas, cientos de miles de sombrillas (de “El Rojo”, hoy millonario en retiro), cientos de miles de “microperforados” en autos y taxis, anuncios en todos los autobuses urbanos en sus medallones, mítines espectaculares (destacando el monumento histórico del acarreo que fue el cierre de campaña de Rafael Moreno Valle en el Estadio Cuauhtémoc), cientos de “brigadas” de muchachos en decenas de cruceros de Puebla y Municipios importantes repartiendo todo lo que se pueda ocurrir (camisetas, gorras, llaveros, tortilleros, plumas, más sombrillas, más microperforados y decenas de porquerías más)… pufff.
Había recurso.
Indudable.
No tengo idea de cuánto costaron esas campañas realmente (la de RMV, la de Gali y la de Martha Érika Alonso), pero no hace falta ser sabio para darse cuenta que rebasaron en mucho los topes de gastos de campaña, aunque manejando hábilmente las triquiñuelas legaloides para ocultarlos (es prácticamente imposible para el INE y sus “monitoreos” llevar la cuenta de cuántas sombrillas o camisetas se reparten realmente).
9 años después…
Hay unos cuantos espectaculares oficiales de Enrique Cárdenas en todo el Estado. Unas cuantas bardas (la verdad yo no he visto ninguna) seguramente. La semana que pasó su equipo repartió el PRIMER “microperforado” a algún automovilista despistado que aceptó ponerlo. No veo los millares de sombrillas ni los cientos de autobuses con publicidad. No veo una sola brigada de chamacos repartiendo nada, ni mucho menos concentraciones de más de 100 personas (las numerosas) y jamás se arriesgarían hoy a hacer un cierre de campaña en un Estadio, así fuera uno de fútbol rápido infantil.
No es lo mismo, pues, hacer campaña con dinero, dinero y más dinero… que sin recurso, sin gobierno y sin líder moral que les consiga lana con otros Gobernadores (del PAN o del PRI) o patrocinadores empresariales que le metían billete a los candidatos a cambio de obras inútiles una vez que ganaran. Y vaya que hubo de esas “obras”.
Lo he dicho hasta el cansancio los últimos cuatro meses: Cómo cambian las cosas.
Claro, hoy algún panista decente dirá que por supuesto, que la presente es una campaña sin despilfarros, que están en contra del dispendio, que Cárdenas es distinto, que México ya cambió, que bla, bla, bla… pero son los mismos que durante 8 años festinaban todas las ocurrencias de las campañas del morenovallismo y se hacían de la vista gorda cuando había reparto de mototractores, despensas, tinacos, fertilizantes, uniformes y calzado escolares, mochilas con el logo morenovallista y un laaaaargo etcétera.
No, no es lo mismo Los Tres Mosqueteros… que 9 años después.
Hoy Enrique Cárdenas y un PAN huérfano y sin rumbo, un inexistente PRD y un MC testimonial, se enfrentan a la realidad de una campaña sin dinero. Desde luego también sin discurso y sin liderazgos que apoyen (todos los liderazgos de todas las organizaciones de todos lados y colores… ya están con Miguel Barbosa) y ante un electorado que los rechaza, que no quiere saber del morenovallismo y ante una maldita realidad que les confirma que Miguel Barbosa sigue arriba en todas las encuestas serias publicadas… y que sí había ganado en la elección de 2018, pero fue burdamente despojado del triunfo mediante un cada vez más claro fraude electoral maquinado en las cañerías de ese despilfarrador y nada democrático morenovallismo.
Lo sé, lo saben… lo sabemos.
Empieza, pues, la segunda mitad de la campaña.
¿Usted cree que haya algún cambio espectacular en las preferencias?