24-11-2024 07:50:41 PM

Debate e incertidumbre electoral

Por Valentín Varillas 

 

No, al final no hubo sorpresas.

El guión del “debate” –en donde se dio de todo, menos debate-, lo siguieron los protagonistas al pie de la letra.

Un ataque concertado a tres voces en contra de Luis Miguel Barbosa, en el diseño y operación de la estrategia, siempre fue la columna vertebral de esta puesta en escena.

Desde la misoginia hasta el enriquecimiento ilícito, pasando por la traición y la falta de arraigo en la aldea.

Adjetivos pronunciados por los participantes, desde una pretendida pero inexistente superioridad moral.

Todos los misiles que estaban disponibles en la artillería, fueron al final utilizados.

Hasta los de más reciente manufactura: una encuesta a modo publicada en el diario de mayor circulación local y un reportaje nacional que habla de la supuesta entrega discrecional de contratos millonarios al hermano del candidato de la izquierda.

Sí, la precisión fue de relojero suizo.

La estrategia trae, por supuesto, el sello de la casa.

Tal vez, así lo ameritaba la importancia del evento y lo que realmente se juegan en la elección del primer domingo de julio próximo.

La ruta crítica para operar el debate, desde hace tiempo se planteó así.

Cuando los números y la realidad dejaron de cuadrar en el presupuesto electoral, los focos rojos se prendieron en el cuarto de guerra del morenovallismo.

Algo les preocupa y parece ser que no es menor.

Sólo así se entiende la intensidad de los embates.

Seguramente esperaban llegar de otra manera a la recta final de la campaña más importante de su vida política, en donde se juegan la continuidad, el auténtico todo por el todo.

Y es que, hoy, a diferencia de otras coyunturas electorales, más allá de lo que manejen en el discurso, en corto no hay triunfalismos ni excesos de confianza.

Al contrario, se han visto obligados a redoblar esfuerzos y a afinar la maquinaria para echarla a andar el día de la elección.

Es esa el arma secreta.

La ventaja competitiva que al final podría ser la diferencia que incline la balanza a su favor.

Es evidente que estamos ante un escenario de elección cerrada, de pronóstico reservado.

Algo sin duda novedoso en la vida política del estado.

Por primera vez, aparece un elemento que es fundamental para cualquier democracia que se precie de serlo: la incertidumbre.

El no saber con antelación quién va a ganar, ha venido a oxigenar el proceso de selección del próximo gobernador o gobernadora, generando una auténtica contienda política .

Pase lo que pase, gane quien gane, parece ser que se acabaron ya los tiempos en donde las elecciones en Puebla se ganaban por decreto.

Ahora sí, tendrá que hacerlo el o la mejor.

¡Salud, por eso!

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