Por Valentín Varillas
Hondo, muy hondo calaron en las oficinas centrales de la Confederación de Trabajadores de México, las fotos de la candidata al gobierno de Puebla por parte de la alianza Por Puebla al Frente, Martha Érika Alonso, portando una gorra con las siglas de la CTM durante un acto de campaña.
La información llegó puntual al escritorio del Secretario General de la central obrera, Carlos Aceves del Olmo, quien ya había sido previamente alertado de este hecho por miembros del CEN del PRI y pedían una explicación clara y contundente de lo que había sucedido.
Sin embargo, lo que realmente prendió los focos rojos en el núcleo cetemista fue el enojo de operadores de toda la confianza del candidato presidencial priista, José Antonio Meade.
Y es que, el haber hecho público el apoyo de la CTM –uno de los sectores priistas que tradicionalmente han sido fuente de obtención de votos para los candidatos del tricolor- a la candidata panista, va a contrapelo con la estrategia nacional que se ensaya en este momento para intentar posicionar a Meade en el segundo lugar de las preferencias y venderle al electorado que puede pelearle cara a cara la presidencia a Andrés Manuel López Obrador.
Lo que pasó en Puebla resulta demoledor.
Manda el mensaje de que, para la lógica de los dirigentes obreros en estados de la República, Meade está perdido, que arrastra hacia abajo a los candidatos locales y que es mejor pactar con opciones más competitivas que tengan posibilidades reales de ganar.
Por más acuerdos que existan entre el morenovallismo y el gobierno federal.
Por más metido que esté Rafael en la campaña de Meade.
Es el peor momento para mostrar una imagen de derrota absoluta y para manejar implícitamente el mensaje de que el candidato tricolor está ya políticamente muerto.
Y lo que hicieron en el evento de fin de semana, fue expedirle su certificado de defunción en lo que a Puebla se refiere, con las consecuencias que esto traerá para el proyecto de Doger de intentar venderse al mejor postor y del resto de los candidatos priistas que se sienten ya utilizados como carne de cañón electoral.
Por eso había que actuar rápido.
Operar de inmediato un control de daños que cambiara radicalmente la percepción.
El pleno del Comité Ejecutivo Estatal de la CTM fue el escenario perfecto.
Mensajes de unidad circularon obsesivamente en cuentas en redes sociales vendiendo que el sector obrero tricolor está a muerte con los candidatos priistas.
Que no hay más interés que ese.
Que quienes operaron el tema de las gorras en el evento de la candidata del PAN son esquiroles, que actuaron por la libre, que no siguieron órdenes de nadie.
¿Será?
Se vende esta casa
La casa que Luis Miguel Barbosa posee en Coyoacán, en la calle Cerrada Francisco Sosa 43 del Fraccionamiento Texotitla y que perteneciera al ex presidente Miguel de la Madrid, presenta una peculiaridad desde hace poco más de semana y media.
Se trata de un anuncio de venta por parte de la compañía inmobiliaria Century 21, colocado a partir de que se hizo público el tema.
Cuando alguien llama al teléfono registrado para informes de la propiedad, el agente inmobiliario encargado de la misma responde invariablemente que “ya está vendida” y bajo ese argumento se niega a dar información sobre precio, condiciones de venta y características específicas de la vivienda como el tipo de acabado y demás.
Lo raro es que los días pasan y el cartel que promociona la venta de la casa sigue ahí, quietecito, en su lugar.
Tres llamadas diarias durante diez días obtuvieron, siempre, la misma respuesta: “ya está vendida”.
Extraño, muy extraño.
