Por Rodolfo Rivera Pacheco
La campaña electoral federal ha comenzado con una interrogante básica: ¿Cambiarán las tendencias que colocan hoy a Andrés Manuel López Obrador como puntero indiscutible en la lucha por la Presidencia de la República?
¿En 90 días cambiará una tendencia que lleva más de dos o tres años vigente en todas las mediciones demoscópicas serias?
Hace cuatro cinco meses aquí mismo escribía que era lógico que López Obrador liderara las preferencias para la Presidencia de la República porque era el único candidato real y que los otros partidos no tenían aún abanderado.
Bueno. Desde hace un más de tres meses ya hay candidatos y alianzas establecidas entre partidos. Y aunque no había campaña “oficial”, la verdad es que en la mente del electorado la contienda ya había comenzado entre el propio AMLO contra Ricardo Anaya y contra José Antonio Meade. Vamos, la contienda ya comenzó desde fines del año pasado en realidad.
Y las preferencias no han variado sustancialmente en las encuestas serias: Andrés Manuel López Obrador sigue a la cabeza en porcentajes ya cercanos a los 40 puntos porcentuales, mientras que sus dos contrincantes siguen en los veintes. La cuarta candidata ya real e independiente, Margarita Zavala, aún ronda poco más de 10 puntos, muy lejana de los demás.
Y vuelvo a la pregunta del principio: ¿En 90 días cambiarán esas tendencias?
Y mi respuesta es: Realmente complicado que cambien ya de preferencia millones de mexicanos que hoy ven al tabasqueño de MORENA como su próximo Presidente de la República. Reitero lo dicho antes del receso vacacional: Tanto Meade como Anaya tendrán que subir cinco o seis puntos cada mes ininterrumpidamente, para que de aquí a 90 días alcancen y rebasen a AMLO. Dígame Usted si eso parece factible.
Repito una vez más también lo dicho aquí mismo: Tendrían que haber escándalos monumentales, debates espectaculares, propuestas brutalmente polémicas… para que quizás cambiaran las tendencias. Pregunto por enésima vez: ¿Usted cree que eso pueda ocurrir?
La verdad, creo que aún existiendo escándalos fuera de serie, no terminarían de desbancar al tabasqueño del liderato en las tendencias. Sus partidarios no lo creerían y hasta afianzarían más su voto hacia él. De ese tamaño es el blindaje social que ya trae AMLO para el momento actual.
¿Por qué esta vez sí está más cerca que nunca de ganar la elección presidencial Andrés Manuel López Obrador? Por muchos factores, entre los que destacan que nunca paró de hacer campaña en todo el país, pero sobre todo porque sus contendientes se encargaron de fabricarle su camino a la Presidencia: Errores gubernamentales, corrupción y torpezas tanto del PAN como del PRI, abonaron el terreno para que hoy fructifique una clara tendencia a favor del tabasqueño.
Y muchos de los que votarán por AMLO ni siquiera es porque estén tan convencidos de que pueda ser un magnífico gobernante. No. Simplemente piensan que ya nada puede ser peor que las gestiones del PRI y del PAN, que para esa mayoría de personas, al final representan lo mismo.
Incluso puedo asegurar que muchas de las personas que ahora voten por López Obrador, quizás no vuelvan a votar por su partido o próximo candidato, pues quizás los problemas a los que se enfrente escapen a su verdadera capacidad de superarlos y la gente no perdona eso en tiempos del fastidio y de querer soluciones inmediatas que los políticos nunca dan.
Entonces, el rechazo al PRI y en menor medida al PAN –pero al fin rechazo-, es lo que coloca a López Obrador en la antesala de ser el próximo Presidente de México.
Anaya sí bajó en las encuestas y entusiasma solo a una parte de los votantes del PAN. Otros votarán por Margarita Zavala, que son como el 10 % de los votantes totales. Muy probablemente si Zavala hubiera sido la abanderada de la alianza que hoy postula a Anaya, estaría empatada con López Obrador. Era la única que lo lograba en mediciones del año pasado. Pero no ocurrió así.
Y en el PRI sí lanzaron a su mejor candidato. Meade era lo mejor que tenían indudablemente. Pero eso no quiso decir que entusiasmara a los votantes. El rechazo al PRI, a los Gobernadores corruptos, a la brutal inseguridad y mala situación económica de la gente que culpa –justa o injustamente pero lo hace- de ello al Presidente Peña Nieto… todo junto hace y hará que Meade no suba en las preferencias. Es realmente difícil, si no es que imposible que ocurra.
¿Cómo gobernará AMLO si efectivamente se confirma su triunfo? Esa ya es otra pregunta. Ya lo veremos. La verdad no creo que haga sandeces y que pronto pierda la enorme confianza que hoy la gente tiene en él. Es más, estoy convencido que conforme avancen las semanas y las tendencias le sigan favoreciendo, irá tejiendo pactos con el actual gobierno para que le reconozcan su victoria y hasta les alcance para no ser perseguidos. No nos extrañe… todos son políticos y todos tienen en sus genes orígenes… priístas. Ya lo verán.
Pero hay otras preguntas más interesantes ahora. Y la principal es si la oleada lopezobradorista arrastrará a los demás candidatos de MORENA a otros cargos legislativos o ejecutivos y ganarán también. El propio tabasqueño ya lo pide en sus spots, dando por hecho que él ya ganó y ahora pidiendo el voto para Senadores y Diputados de MORENA.
En esto hay dos hipótesis fundamentales de las que ya he escrito aquí desde el año pasado. O hay voto en cascada para todo MORENA o hay voto diferenciado y aunque gane AMLO, en otros cargos ganarán otros partidos. Desde luego nos interesa Puebla. ¿Qué pasará aquí?
De entrada creo que MORENA no ganará absolutamente todo… pero sí muchos cargos. No ganará los 217 Municipios del Estado… pero sí muchos. Muy probablemente gene el Senado con sus dos abanderados –Armenta y de la Sierra-, pero no creo que todos los Distritos federales o locales para Diputados.
Sobre todo porque aquí en Puebla el aparato gubernamental también operará a todo lo que da para evitar ser arrasados por MORENA. Los recursos de todo tipo que posee el morenovallismo son incomparables con lo que pueda tener MORENA. El PRI ganará algunos Municipios en el Estado y hasta algunas Diputaciones. Aún opera un poco, con todo el rechazo que hoy provoca.
Y la Gubernatura está realmente en juego. En las últimas mediciones a las que yo tuve acceso y tuve a la vista (mías y de otros colegas serios) ya había empate técnico entre Martha Ericka Alonso y Luis Miguel Barbosa. Los diez o quince puntos de ventaja que pregonaron medios morenovallistas hace unas semanas fueron más propaganda que realidad. Lo sé, lo saben… lo sabemos.
Creo que ahí sí habrá una real contienda. Por la Gubernatura de Puebla. Ahí sí veremos campaña. Errores o aciertos costarán puntos valiosísimos en las preferencias. Aquí si serán importantísimas las mediciones serias y responsables. No jaladas.
Ahí andaremos. Seguro. Los del BEAP, pues.
Entonces… sí. ¡Aquí vamos ooootra vez!