Responsable del Programa de la Mujer y la Niñez de la CDHEP
En esta ocasión resulta importante tratar una temática de sobra conocida en nuestra sociedad, me refiero a la Violencia Familiar, ésta se da en núcleos familiares, en forma diaria o bien constante, sin embargo, aún y cuando la violencia sea parte de la vida de los miembros de la familia, es importante identificarla y enfrentarla.
Suele ocurrir, que nuestra sociedad considera que la violencia únicamente consiste en el maltrato físico, es decir los golpes o todo aquello que deje huella o marca en nuestro cuerpo, sin embargo la realidad consiste en que el maltrato también es psicológico, verbal, patrimonial y sexual; es decir, las palabras humillantes y denigrantes, los chantajes sentimentales, la falta de amor y expresiones de cariño, así como los celos, el control a través de dinero, o bien, el abuso sexual no solo por violación sino en sus diversas modalidades también constituye violencia familiar.
No esta por demás decir, que hoy en día, la violencia familiar es un delito que se persigue de oficio, por tanto cualquier miembro de la familia que la sufra, puede poner en conocimiento tales hechos del Agente de Ministerio Público del lugar en que se encuentre ocurriendo el hecho, por tanto, no es necesario presentar la denuncia con lesiones externas visibles, o bien con herida sangrando, ya que como se ha mencionado también existe el maltrato psicológico, y éste es aquel que no deja huella visible externa, es decir en nuestro cuerpo, solo en nuestra mente.
Probablemente, la víctima no este preparada para denunciar el hecho, por ello, debe buscar ayuda en atención psicológica, a fin de que admita que ella o él no es el problema, por tanto debe tener terapias psicológicas o fin de que logre salir del círculo vicioso que representa la violencia familiar, cuyo entorno, a veces involucra sentimientos, lo que desde luego es más difícil trabajar con las víctimas, sin embargo con una autoestima firme y empoderamiento, se puede lograr salir de dicha problemática tan lamentable.
Pese a todo lo anterior, es importante decir que en muchas ocasiones, los conflictos se dan por falta de comunicación entre los integrantes de la propia familia, y en otros casos se dan por falta de compromiso, colaboración y participación activa en las necesidades del hogar, en donde se requiere la participación de cada miembro que la compone.
Es importante reflexionar que en nuestra vida diaria tenemos obstáculos para lograr nuestros objetivos, probablemente unos sean mayores que otros, sin embargo, lo importante es cómo saber resolverlos; para ello, es importante que entre los miembros que integran una familia se sepan comunicar, es decir, hablar sin ofensas ni señalamientos destructivos hacia la persona con la que se platica, reconociendo nuestros errores propios; para ello, lo que se propone es una conversación con fines de negociación, en donde las dos partes que intervienen en un conflicto cedan parte de sus intereses en común y en consecuencia, conjuntamente se logre el objetivo sin que gane al cien por ciento uno de ellos.
El saber comunicarnos y compartir responsabilidades en familia, no es sencillo, hay que tomar en cuenta que la pareja que forma parte de una familia tiene una educación que probablemente será parecida, pero no igual a la de su pareja, es por ello, que a los hijos o hijas que se tengan, se les debe educar con responsabilidad y con reconocimiento a la dignidad de las personas que los rodean.
