Por Jesús Manuel Hernández
78 segundos bastaron para terminar con un proyecto iniciado al menos hace 8 años para llegar a la Presidencia de la República. Muy a su estilo, Rafael Moreno Valle usó un video para comunicar a sus seguidores la decisión de abstenerse de contender en la elección interna del PAN.
La primera señal de su molestia y frustración se refleja en el hecho de que no quiso mencionar por su nombre a su opositor, Anaya; la segunda, que realmente fue una decisión unipersonal, pues el primero en brincar por el anuncio fue Javier Lozano Alarcón, hasta hace unos días considerado incondicional del morenovallismo y hoy flamante senador sin partido, que con su renuncia pretende hacerle un agujero a Ricardo Anaya.
Si Moreno Valle tuviera un “vocero” al estilo de Vicente Fox, al final del video habría dicho “lo que realmente quiso decir Rafael es que ‘Gracias a mí se dio todo y soy generoso y renuncio a lo que me correspondía’”.
La tercera señal es que pese al esfuerzo de hacer ver en Puebla que la renuncia está precedida de un acuerdo con Anaya para que Martha Erika sea la candidata por Puebla, la declaración del propio Anaya le deja bastante descobijado, pues si bien reconoce que ha habido diálogos precisa que “él no puso ninguna condición de esa naturaleza”, al referirse al tema de la esposa.
Cada vez queda más claro, que Rafael Moreno Valle no ha tenido reuniones privadas con Ricardo Anaya ni con Damián Zepeda, o sea, el frustrado proyecto presidencial le está dejando solo.
O por los menos, así me lo parece.
