Ayer por la tarde recibí una llamada de mi amigo Fernando Maldonado, de TV Azteca, para invitarme a su programa, hoy por la noche. Y el tema que me planteaba era una interrogante: “¿Quién gana y quién pierde, con la epidemia de la Influenza… (¿porcina, humana, H1N1…?)”. Por supuesto ahí estaremos (creo que también con mi otro amigo y colega de la ADEI, Elías Aguilar).
Pero, sinceramente, me puso a pensar seriamente la preguntita…
Y es que, independientemente de lo que me digan los datos de las encuestas que a partir de hoy estaremos levantando en Puebla y que, desde luego, es lo que más importa, uno se va formando la propia. Y es la que expongo a continuación.
Por cierto, no quisimos… ni pudimos levantar la semana pasada. Había esa especie de psicosis y nerviosismo en la mayoría de las personas. Porque si levantábamos los cuestionarios con tapabocas… muchas personas como que desconfiarían; y si lo hacíamos sin tapabocas… también. Además, como que todavía no había un estado de opinión consistente, que es lo que a nosotros –el BEAP, pues- nos gusta medir. En fin, pronto les muestro lo que dice la gente al día de hoy.
Bueno, francamente, yo creo que todos pierden con el tema de la mentada influenza.
En primerísimo lugar los políticos. De todos los partidos y de todos los niveles gubernamentales. Simplemente el problema los agarró desprevenidos y en algunos casos, se apanicaron a todas luces.
EL GOBIERNO CALDERNISTA…
El gobierno federal para empezar. Hoy ya se sabe que conocían de la probabilidad de la epidemia desde el mes de marzo y no hicieron nada. Sus defensores y partidarios dicen que no querían alarmar a la gente… pero de cualquier forma eso ocurrió precisamente.
No tienen laboratorios aunque siempre hay planes y hasta presupuesto. No tuvieron nunca datos certeros o fidedignos sobre contagiados y víctimas fatales. Hoy día siguen difiriendo datos federales y estatales… con los de los medios y los de los terribles rumores.
Pero lo peor… Calderón y sus patéticos Secretarios (de Salud, de Educación, del Trabajo, al menos) siempre salieron con un tonito de autosuficiencia y triunfalismo que francamente cayó gordo a muchos. Y más aún, ayer, en su discurso del 5 de mayo en Puebla, el Presidente quiere convencernos que gracias a él y a su eficaz accionar, México se ha salvado de la tragedia (¿?). Eso no se lo cree ni el agradable de Germán Martínez.
En serio, la mayoría de la gente nunca confió en los datos gubernamentales. Unos dicen que nada era cierto, que nunca hubo la dichosa epidemia y que todo fue una artimaña para ganar simpatías. Y otros dicen lo contrario, o sea que se ocultaron las verdaderas cifras de muertos y enfermos. Y ninguna de las dos versiones deja bien parado al gobierno de Calderón.
EL GOBIERNO ESTATAL…
Pero por parte del Gobierno estatal las cosas tampoco son nada halagüeñas.
Marín y sus Secretarios reaccionaron tarde y mal. No se decidían a suspender clases cuando todo el país ya lo había hecho. Se negaron siempre a reconocer que ya había contagios en el Estado creyendo que con eso saldrían beneficiados ante la sociedad. No hubo en ningún momento una rueda de prensa del Gobernador enfrentando a los medios (que de por sí ni le iban a hacer preguntas difíciles) y se conformaron con spots y mensajes grabados. Dizque para que la opinión pública no los maltratara.
Nada más falso: La gente tampoco confía en los datos y acciones del gobierno estatal y su gabinete.
El Secretario de Salud que no controla ni a sus colaboradores. El Secretario de Educación que se la pasa regañando a todo mundo creyendo que son sus alumnos de la secundaria. La Secretaría de Finanzas que ha hecho mutis absoluto sobre la situación económica del Estado, al igual que la de Economía… (por cierto ¿alguien sabe dónde anda el Secretario de Finanzas? ¿Todavía despacha ahí? ¿Estará contagiado o en cuarentena de apariciones públicas?)
PARTIDOS Y CANDIDATOS…
Pero lo más trágico es que han comenzado las campañas electorales. Y si de por sí la elección no estaba interesando a nadie y el abstencionismo iba a ser el gran ganador el 5 de julio… ahora ¿usted cree que vaya más o menos gente a votar? ¿A usted le interesan las campañas o lo que andan perorando los candidatos? ¿Sabe usted quiénes son los candidatos en su Distrito?
Los candidatos de todos los partidos están para llorar y no entusiasman ni en sus casas. Y ahora con la preocupación de la influenza, aunada a la de la situación económica y a la de la terrible inseguridad… reitero ¿usted cree que la gente se interese en sus promesas y discursos?
Y el colmo: Algunos de estos angelitos (los candidotes) andan intentando lucrar electoralmente con el tema de la influenza repartiendo tapabocas, desinfectantes y hasta componen cancioncitas dando consejos de higiene… De veras que no tienen… vergüenza. Lo que deberían promover es higiene mental, para que no nos contaminen sus tarugadas.
En cuanto a preferencia electoral no creo que haya mucha variación. Aunque repito que esto es mi opinión personal. Ya estamos midiendo ese tema. Lo más que pudiera ocurrir es que aumente la respuesta “Ninguno” (sobre “¿Por quién va usted a votar?”). Pero, insisto, ya veremos que ocurre. Y reconoceré –como siempre- si mi opinión estaba equivocada (carajo… eso es lo ingrato de ser encuestador y calumnista al mismo tiempo).
Y, CLARO… MÁS CRISIS.
Finalmente, el otro terreno de grandes pérdidas es el económico. Si de por sí andábamos mal… ahora estaremos peor. Dicen que al perro más sarnoso se le pegan más las pulgas.
Los comercios han visto afectados muy seriamente sus ingresos. Restaurantes vacíos (aunque aquí no hubo prohibición de abrir, afortunadamente), plazas desiertas, cines cerrados… vaya, hasta los ambulantes y franeleros disminuyeron durante varios días.
¿Alguien estará pensando en pagar puntualmente sus impuestos? ¿El maldito IETU? ¿El estúpido impuesto a los depósitos bancarios? ¿La tenencia? ¿El ISN? ¿El 2 % a los activos? ¿Y los mil gravámenes más que existen?
Para nada. Lo que quieren ahorita los empresarios es sobrevivir y no seguir manteniendo las comilonas de Carstens o los paseos en yate de Felipillo.
En fin. Creo de nuevo que todos pierden. Ojalá y nosotros no perdamos lo poco que nos queda de honra.
