22-11-2024 02:38:17 AM

El crítico de Peña que llega al PRI municipal

Por Valentín Varillas

Lea con atención las siguientes líneas (los errores ortográficos, la extraña puntuación y la peculiar sintaxis, son responsabilidad de quien lo escribió):

“Con el presidente peor calificado y repudiado en la historia, que (sic) más le queda, perdieron todo hasta la dignidad, y aún con los pactos que hagan y han hecho será complicado parar el tema de Lopez (sic) Obrador y Morena, el actual desprecio social al Pri es enorme solo el (sic) y su Gabinete creen que no es así, no hay uno solo en el Gabinete de Peña que pueda tan solo ser competitivo”.

Hasta aquí el mensaje que pareciera haber sido escrito para alguna asignatura de cualquier parvulario.

Pero no, el autor es Edgar Chumacero Hernández, yerno de la senadora Blanca Alcalá, estratega de facto de su fallida campaña y desde ayer por la tarde, palomeado para dirigir el PRI en la ciudad de Puebla.

El mensaje apareció en su muro de Facebook, como opinión a la columna “Peña y Anaya: el pacto de Los Pinos” escrita por el periodista Salvador García Soto y que fue publicada por el periódico El Universal el 30 de enero de este 2017.

Es evidente que lo que escribe “El Chuma” es cierto y que lo comparten miles de militantes del PRI que se quedarán al margen de los beneficios de un pragmático pacto cupular, que se amarrará para evitar a toda costa la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República.

Pero también es cierto que, para un político con aspiraciones, estos exabruptos no le ayudan a cumplir con sus objetivos.

Mucho menos cuando su nombramiento en el cargo es producto de los consabidos amarres de grupo y los surrealistas compromisos.

No por méritos propios.

Tal vez, hace seis meses, Chumacero no imaginaba siquiera que los caprichosos astros de la política poblana, lo pondrían en una terna de donde saldrá el nombre del próximo dirigente del partido en la ciudad capital.

Mucho menos que por esos inentendibles azares del destino, se colaría a una responsabilidad que ni siquiera soñó.

Sentía, tal vez, que en su horizonte personal no había más que nubarrones oscuros.

Hoy, lo escrito a título personal, puede significar un obstáculo mayúsculo para su desempeño como líder partidista.

Y es que, hay cosas que calan y calan hondo.

Que pueden tolerarse y entenderse, pero que en el fondo jamás se olvidan.

Es la fatalidad de los tiempos modernos.

La crueldad de las redes sociales.

Esas que marcan destinos y cuelgan etiquetas en función de lo que arroje la “huella digital”.

¿Qué pensarán en este contexto sus promotores?

Los mismos que se han mantenido institucionales a la figura presidencial, inclusive durante los tiempos más aciagos.

¿Querrán olvidar el demoledor análisis hecho por quien será el encargado de operar la estrategia electoral del tricolor en la capital en el 2018?

En esa elección tan importante para Peña y su grupo, en donde irán de la mano el futuro de Chumacero y del grupo del “presidente peor calificado y repudiado de la historia”, según sus propias palabras.

¿Qué explicación darán –si es que siquiera cabe alguna- a quienes les dieron el apoyo y la confianza y avalaron su llegada al cargo?

Ahora, ya con el hueso amarrado ¿seguirá pensando igual de quienes llevan las riendas del país y que lo pusieron en donde va a estar?

Vale la pena preguntarle.

¿No cree?

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