Por Rodolfo Rivera
Aunque se trata solamente de 4 elecciones estatales, los resultados de los comicios del próximo domingo en Coahuila, Nayarit, Estado de México y Veracruz marcarán el inicio del proceso 2018, sin lugar a dudas el más competido en la historia de nuestra muy joven democracia mexicana (aunque somos un país “independiente y democrático” desde hace casi 200 años, la verdad es que durante todo el siglo XIX y XX no existió competencia partidista real, solo prevalencia de oligarquías y bandos políticos).
Ya lo hemos platicado aquí mismo. En los 4 Estados donde habrá elecciones el 4 de junio no hay ganadores indiscutibles y todos los ejercicios demoscópicos que se han publicado marcan competencias cerradas y dependiendo de las empresas que los realizan, unas marcan tendencias favorables para unos y otras para otros. ¿Conclusión? Incertidumbre.
También ya hemos escrito mucho sobre lo ingrato que es para los encuestadores hacer pronósticos electorales, sobre todo en los últimos años. Las mediciones demoscópicas NO son ni serán nunca predictivas. Marcan la opinión o tendencia de la gente en el momento del levantamiento de la encuesta, pero eso no significa que no pueda haber variaciones tanto en opinión como por los factores que actualmente definen elecciones y que los encuestadores NO pueden medir: Compra y acarreo de votantes, negociaciones de alto nivel, alianzas de facto no declaradas, votos golondrinos, violencia el día de la elección y un largo etcétera mejor conocido como “Operación electoral”.
Las “equivocaciones” de los encuestadores en los procesos electorales de los últimos años en la mayoría de los casos no han existido en realidad. Es todo lo mencionado lo que hace variar los resultados de las mediciones de opinión pública “natural”. Lo hemos expuesto y discutido en todos los foros habidos de los que nos dedicamos a este ámbito profesional. Y de ninguna manera es justificación a errores metodológicos o tonterías de no pocos también; esos también abundan. Hoy todo mundo ya es “encuestador”.
Pero por supuesto, también es cierto que es lo único que tenemos para poder hacer escenarios y análisis prospectivo, siempre válido y útil también.
Una vez hechos mis comentarios autocomplacientes, ahí les van algunas conclusiones analíticas de lo que puede venir después del 4 de junio, jugando con teoría de escenarios.
- Si en el Estado de México gana el PRI (escenario muy probable) por la tremenda operación gubernamental y despliegue de recursos federales y estatales, eso no quiere decir que ese partido vaya a ganar la elección presidencial de 2018. Simplemente que no está muerto y que tiene una lejana probabilidad de mantenerse en el poder presidencial, quizás con una mega alianza anti Peje, con partidos que ni nos imaginamos y con algún candidato que tampoco pensamos aún.
- Si MORENA gana en el Estado de México puede ser la antesala indiscutible para que Andrés Manuel López Obrador gane la elección presidencial en 2018. No sólo por el valor simbólico de ganar el Estado con más votantes del país… sino porque con una Gobernadora títere como seguramente sería Delfina Gómez, habría una buena cantidad de recursos para mantener una muy decorosa campaña nacional.
- De el PAN ya lo hemos dicho: Josefina Vázquez Mota con toda seguridad perderá la gubernatura en el Estado de México. Eso debilitará un poco a Ricardo Anaya, pero NO lo sacará de la jugada por la Presidencia de la República. Vendrá una guerra intestina blanquiazul, se lanzarán culpas todos –también saldrá dañado Rafael Moreno Valle, no les quede duda- y probablemente la candidata presidencial sea Margarita Zavala. Si Moreno Valle es candidato quiere decir que “conven$ió” a Ricardo Anaya a aliarse con él bajo la promesa de cargos federales y control del partido. Si Anaya es candidato aún perdiendo Edomex, es un genio de las negociaciones. Los demás “precandidatos” presidenciales panistas son paleros de alguno de estos.
- Pero la lucha interna del PAN lo va a debilitar mucho para la elección presidencial de 2018. Eso también fortalece a MORENA y Peje. Solo con una gran alianza de PAN con PRD y quizás otros partidos (¿Panal? ¿PVEM?) podrían hacer frente a un AMLO embalado después de ganar Edomex. El PRI podría ir en esa alianza en forma soterrada y bajo la promesa de quien fuera candidato –y ganara- de que no metería a la cárcel a Peña Nieto y su grupo. Negociaciones de alto nivel que las encuestas NO miden.
- El PAN muy bien puede ganar Nayarit y quizás hasta Coahuila. Si gana uno pero pierde Edomex y otro, el daño para Anaya existe, pero puede amortiguarlo. Pero si el PRI gana Edomex y Coahuila (y en un escenario lejano pero aún probable también gana Nayarit), el tricolor sigue vivo para 2018.
- En Veracruz MORENA ganará muchos Municipios. Pero la alianza PAN/PRD también ganará muchas de las ciudades importantes del Estado (que son muchas). Claro, el que gane alcaldías simbólicas como Xalapa, Veracruz, Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Poza Rica, Coatzacolacos, Minatitlán y varias de esos tamaños, será quien en la mente del elector habrá “triunfado”.
- Lo único seguro en Veracruz es que el PRI es el gran perdedor (como en Estado de México el PAN). El tricolor se irá a terceros y cuartos lugares en la mayoría de Municipios, por el brutal desprestigio de la marca que los veracruzanos asocian a Javier Duarte y compañía.
- ¿El PRI está muerto y enterrado luego de los comicios del 4 de junio? No. Ya lo han matado más de 7 veces las últimas dos décadas y… siempre regresa en la mayoría de Estados del país y hasta en la Presidencia de la República. En prácticamente todos los Estados donde ha perdido el PRI y ha ganado el PAN o el PRD… luego de uno o dos períodos gubernamentales, el tricolor regresa y gana. ¿Por qué? Pues porque la gente se da cuenta de que los otros partidos cuando gobiernan son iguales o hasta peores que los del PRI y terminan por buscar alternancia. No, insisto, el PRI no morirá pase lo que pase el 4 de junio.
- ¿MORENA ya ganó la elección presidencial y seguiría ganando en elecciones estatales? No necesariamente. El PRI y todos los partidos anti Peje se unirán y tratarán de impedir a toda costa que gane en 2018. Y también, aunque no les guste a los partidarios de AMLO que son medio fundamentalistas, hay un alto porcentaje de la población que NO simpatiza con el tabasqueño y que NO votarán por él en 2018, como no lo hicieron en 2006 y mucho menos en 2012.
- Y… ¿qué onda con Puebla? Intentemos extrapolar lo dicho anteriormente. El PAN morenovallista ya NO está en los mismos niveles de simpatías que en 2010 o 2013. Ha bajado y el ex Gobernador cada día tiene más detractores. Y si en 2018 Rafael Moreno Valle insiste en imponer a su esposa como próxima Gobernadora, despertará un gran rechazo entre la población, que detesta la entronización de dinastías reinantes.
En Puebla tarde o temprano habrá voto de castigo para los excesos morenovallistas.
Y es entonces cuando surgen grandes posibilidades para que haya alternancia en el gobierno estatal y en la mayoría de las Alcaldías. MORENA se convierte en el partido que puede ser la revelación en 2018, pase lo que pase este 4 de junio. Pero el PRI, si sabe manejar candidaturas y hace alianzas con los más destacados de cada población, también puede volver a ganar no pocos Municipios y hasta la misma capital del Estado y la Gubernatura. Repito una vez más: El PRI no está muerto. En Puebla mucho menos, donde ya se probó como en otros Estados, a gobernantes del PAN y sus fallidas alianzas, quienes terminaron perdiendo en la siguiente elección.
- Conclusión de conclusiones: Pase lo que pase el próximo domingo, nada hay definido para 2018. Y hoy más que nunca, el trabajo de los encuestadores serios y profesionales será fundamental.
Lo sé, lo saben… lo sabemos. Ja.