Por Jesús Manuel Hernández
Desde el pasado fin de semana algunos políticos locales han empezado a mostrar su inconformidad con el presunto lanzamiento de Luis Banck a escenarios donde su nombre trasciende los límites del municipio. Les preocupa, claro está, que forme parte de los planes y estrategias de la sucesión gubernamental en 2018.
Si tiene o no las características necesarias para buscar la candidatura, es cuestión de tiempo, como también el escenario que tenga Puebla después del 4 de junio y de cómo se mueven los peones y alfiles en la sucesión presidencial.
Pero de que está en la lista, lo está.
A media semana Juan Manuel Vega Rayet, delegado de Sedesol, amigo de Juan Carlos Lastiri Quirós, hizo una observación al más puro y desgastado estilo priista, palabras más, palabras menos dijo: “está en libertad, él tendrá que valorar si es aspirante a un cargo de elección o atiende la ciudad, creo que lo primero es atender la responsabilidad que le dio el Congreso porque recordemos que fue designado por ellos y no por el pueblo, pero él lo valorará”.
El señor Vega Rayet tendrá ahora la oportunidad de explicar cómo su delegación ha estado siendo usada para crear las operaciones políticas a favor de Lastiri Quirós quien el próximo domingo pretende reunir a 5 mil personas que recabaran cartas y firmas para pedirle a su partido que utilice el método de consulta a la base para elegir candidato al gobierno de Puebla en 2018.
Habrá que preguntarle al delegado de Sedesol qué opina después de la concentración que evidentemente es el destape de su jefe político.
Quizá Juan Manuel sea el primer ejemplo de cómo se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
O por lo menos, así me lo parece.
