Por Jesús Manuel Hernández
Luego del auto destape televisivo y la promesa de iniciar campaña a partir del 1 de Febrero de 2017 en busca de la candidatura presidencial por el PAN, Rafael, no sólo no ha cumplido con su palabra, ha, además, perdido dos oportunidades de proyección nacional.
La primera circula en redes sociales alentada por los panistas doctrinarios, se trata de un video del acto de toma de posesión del gobernador de Quintana Roo, donde los aplausos a Rafael son mínimos, a Ricardo Anaya son más, pero los otorgados a Margarita Zavala son espectacularmente ruidosos.
En el video no se ve la salida del auditorio del mandatario poblano, por una de las filas laterales con la comitiva que lo acompaño en vuelo privado desde Huejotzingo; nadie se acercó, nadie quiso tomarse la “selfie”.
En cambio Margarita, escoltada por Eduardo Rivera Pérez tardó más de media hora en salir, todo mundo quería saludarla y hacerse la foto con ella. Y mientras la ex primera dama y aspirante a la candidatura presidencial de 2018 acudía a una comida con su comitiva e invitados especiales, el gobernador de Puebla volaba de regreso a sus dominios.
La segunda oportunidad del valioso “selfie” ocurrió con la frustrada visita del presidente Peña Nieto a la inauguración de la planta Audi, un proyecto financiado por Puebla en este sexenio y que ha repercutido más en Tlaxcala.
Paradójicamente, Rafael que ha sido admirador de la cultura alemana en sus diversas épocas, desde la Prusia militar hasta la banca y las armadoras de autos, pasando por los años de la guerra, vio frustrada la presencia presidencial por la muerte de un hombre trascendente en el mundo de la paz, Shimon Peres.
Cosas tiene la vida, comentó un cercano colaborador del gobernador, un judío, se le atravesó en la fiesta alemana.
Y mientras Rafael prepara más giras y amplía su presencia en el interior del país inaugurando pabellones o asistiendo a cambios de gobernador, en Puebla se prepara la visita de Margarita Zavala donde cada día crece el número de sus seguidores.
Y es que Eduardo Rivera Pérez, el panista más molestado y odiado por el morenovallismo, inaugurará unas oficinas para dar el arranque a su promoción política, y el hecho de que sea Margarita quien lo acompañe es una señal que no debe pasarse por alto.
Pues mientras Rafael anda de candil de la calle, Rivera Pérez aprovechará la oscuridad en Puebla para encender la luz.
O por lo menos así me lo parece.
