22-11-2024 06:41:03 PM

Keynes al ataque? ¡gulp!

 

De acuerdo a lo visto en estos últimos días, tanto en el ámbito mundial, nacional, estatal y municipal, parece que deberemos desempolvar las propuestas de John Maynard Keynes (1883-1946), el economista inglés que veía al Estado como la más importante fuente de inversiones para poder producir empleos y movilidad a la economía de un país en crisis.

         Porque en el Foro Económico de Davós, el más importante centro de discusión del mundo capitalista durante las últimas dos décadas, la mayoría de expertos que siempre renegaron de la teoría del Estado Benefactor, por considerarlo dañino para las fuerzas naturales del mercado… ahora dicen que los gobiernos deben convertirse en los principales promotores de gasto en todos los sentidos y así rescatar al mundo de la recesión y crisis actuales.

         Ver para creer. Keynes resucitado.

         Porque Felipe Calderón repite y propone algunas ideas bastante cercanas a lo que ahora se dice en Davós. De hecho, gran parte de su Plan de rescate para la economía mexicana, está basado en un fuerte aumento del gasto público para crear infraestructura de cualquier tipo (comunicaciones, escuelas, hospitales, refinería petrolera, etc.) a través de obra pública dirigida.

         Y a nivel estatal, ayer mismo el Gobernador Mario Marín anuncia un ambicioso Plan para generar unos 60,000 empleos, a través también de mucha obra pública. Además acepta reducirse el sueldo él y todos sus funcionarios de primer nivel en un porcentaje del 10 %.

         Por su parte, la Alcaldesa Blanca Alcalá, anuncia todo un programa de obras en la capital, sostenido también por una fuerte inyección de gasto público.

         Excelente. Aunque la pregunta obligada es: ¿Y por qué carambas no lo habían hecho antes?  Digo, si el dinero que manejan los Gobierno no se gasta… entonces ¿para qué sirve?

         Claro, el enorme problema es que los excesos de este tipo de políticas públicas ya los vivimos en México en el pasado. Aumentar el gasto gubernamental también significó al aumento de una burocracia ineficiente y corrupta que chupaba la mayor parte del presupuesto.

         Y eso no era lo peor. El problema es que se empezó a gastar más de lo que se tenía y eso provocó justamente las primeras crisis en los años 70´s y 80´s del siglo pasado en México, con sus inflaciones descontroladas y absoluta ineficiencia en la mayoría de dependencias públicas que gastaban sin control el dinero que llegaba a México principalmente por la vía de las exportaciones petroleras (el famoso boom que haría decir a Jolopo que “había que aprender a administrar la abundancia”…).

         Si todo lo que se gastó en esos años se hubiera invertido realmente en el país, hoy PEMEX tendría muy buen desarrollo tecnológico y no estuviera quebrada; tendríamos buenos aeropuertos, puertos y carreteras. Pero lo que tenemos hoy es un país en ruinas. ¿A dónde cree usted que fue a parar todo ese dinero? No sé ni para qué pregunto.

         Está bien, pues, que el Gobierno gaste y fomente una economía en crisis. Pero a ver si es cierto que en los tres niveles ese gasto efectivamente se dirija a mejorar infraestructura, se de empleo a empresas locales y, sobre todo, lo maneje un aparato de funcionarios honestos. Que no roben, pues.

         Bienvenido de nuevo, Keynes. Pero… ¿no se cometerán los excesos del pasado?

         Veremos.

jriverp@yahoo.com

www.beap.com.mx

De acuerdo a lo visto en estos últimos días, tanto en el ámbito mundial, nacional, estatal y municipal, parece que deberemos desempolvar las propuestas de John Maynard Keynes (1883-1946), el economista inglés que veía al Estado como la más importante fuente de inversiones para poder producir empleos y movilidad a la economía de un país en crisis.

         Porque en el Foro Económico de Davós, el más importante centro de discusión del mundo capitalista durante las últimas dos décadas, la mayoría de expertos que siempre renegaron de la teoría del Estado Benefactor, por considerarlo dañino para las fuerzas naturales del mercado… ahora dicen que los gobiernos deben convertirse en los principales promotores de gasto en todos los sentidos y así rescatar al mundo de la recesión y crisis actuales.

         Ver para creer. Keynes resucitado.

         Porque Felipe Calderón repite y propone algunas ideas bastante cercanas a lo que ahora se dice en Davós. De hecho, gran parte de su Plan de rescate para la economía mexicana, está basado en un fuerte aumento del gasto público para crear infraestructura de cualquier tipo (comunicaciones, escuelas, hospitales, refinería petrolera, etc.) a través de obra pública dirigida.

         Y a nivel estatal, ayer mismo el Gobernador Mario Marín anuncia un ambicioso Plan para generar unos 60,000 empleos, a través también de mucha obra pública. Además acepta reducirse el sueldo él y todos sus funcionarios de primer nivel en un porcentaje del 10 %.

         Por su parte, la Alcaldesa Blanca Alcalá, anuncia todo un programa de obras en la capital, sostenido también por una fuerte inyección de gasto público.

         Excelente. Aunque la pregunta obligada es: ¿Y por qué carambas no lo habían hecho antes?  Digo, si el dinero que manejan los Gobierno no se gasta… entonces ¿para qué sirve?

         Claro, el enorme problema es que los excesos de este tipo de políticas públicas ya los vivimos en México en el pasado. Aumentar el gasto gubernamental también significó al aumento de una burocracia ineficiente y corrupta que chupaba la mayor parte del presupuesto.

         Y eso no era lo peor. El problema es que se empezó a gastar más de lo que se tenía y eso provocó justamente las primeras crisis en los años 70´s y 80´s del siglo pasado en México, con sus inflaciones descontroladas y absoluta ineficiencia en la mayoría de dependencias públicas que gastaban sin control el dinero que llegaba a México principalmente por la vía de las exportaciones petroleras (el famoso boom que haría decir a Jolopo que “había que aprender a administrar la abundancia”…).

         Si todo lo que se gastó en esos años se hubiera invertido realmente en el país, hoy PEMEX tendría muy buen desarrollo tecnológico y no estuviera quebrada; tendríamos buenos aeropuertos, puertos y carreteras. Pero lo que tenemos hoy es un país en ruinas. ¿A dónde cree usted que fue a parar todo ese dinero? No sé ni para qué pregunto.

         Está bien, pues, que el Gobierno gaste y fomente una economía en crisis. Pero a ver si es cierto que en los tres niveles ese gasto efectivamente se dirija a mejorar infraestructura, se de empleo a empresas locales y, sobre todo, lo maneje un aparato de funcionarios honestos. Que no roben, pues.

         Bienvenido de nuevo, Keynes. Pero… ¿no se cometerán los excesos del pasado?

         Veremos.

jriverp@yahoo.com

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