Por: Rodolfo Rivera Pacheco
El resultado de la próxima elección en Puebla dependerá mucho más del voto en contra que emitan los ciudadanos, que del voto favorable a un partido político o a un candidato. El desprestigio de los partidos en el gobierno puede ser el factor que pese más en la decisión final de voto de los poblanos, de acuerdo a todo lo que hemos venido observando en los últimos meses.
Hay un muy importante sector de la sociedad que dice ser anti-priísta y emitirá un voto en ese sentido. Es el partido que generalmente más rechazo provoca entre el electorado común y corriente. Y ese es el sentimiento que busca despertar la propaganda gubernamental del morenovallismo en Puebla.
Es lógico, es el partido que más años ha gobernado en Puebla y el país y por lo mismo es el más posicionado (conocimiento real) en el imaginario colectivo mexicano. Por eso también su desprestigio: Hay muchos más ejemplos de dónde sacar casos de corrupción, excesos o torpezas gubernamentales.
Sin embargo, el PRI tiene a su favor el que los jóvenes ya no son tan “anti-priístas”, por la sencilla razón de que ya no les tocó el auge de los gobiernos emanados del tricolor y para muchos de ellos, nombres como José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari o el mismo Mario Marín, no tienen significado alguno. No bueno, pero tampoco malo.
Simplemente son nombres que medio han escuchado en la escuela… y como las clases de Historia o Estructura Socioeconómica de México son de las más aburridas y tediosas en la secundaria o bachillerato, los muchachos que tienen entre 18 y 25 años no tienen idea de lo que se les está hablando. Podemos comprobarlo con una sencilla encuesta al azar en algún antro de moda o a la salida de algún concierto de algún grupillo de mocosos cualquiera. Los jovenzuelos no tienen idea de qué se les está hablando.
Entonces ¿hay anti priísmo o no? Por supuesto que lo hay. Y está presente y fomentado sobre todo en las redes sociales, donde el gobierno de Enrique Peña Nieto sufre las mayores críticas y ataques. Aunque creo que esas críticas las sufre cualquier gobernante en funciones. Es también donde el gobierno de Rafael Moreno Valle tiene el mayor rechazo, ataques y burlas.
Pero el PAN no anda muy diferente. Los jóvenes en la actualidad ya no son el mejor grupo que apoya a dicho partido. La idea del “cambio” y las enormes simpatías que despertaba ese partido en los jóvenes de todo el país ha venido disminuyendo drásticamente. Es lo mismo que le sucede al PRI: A los chamacos de 18 a 25 años ya no les tocaron las luchas históricas del panismo contra el “PRI Gobierno”. Hoy, el PAN está tan desprestigiado como el PRI entre ese sector de la población.
Además, en los últimos años los gobiernos del PAN en todo el país también han cometido todo tipo de excesos y corruptelas que supuestamente eran exclusivas de los del PRI. La gente lo sabe y lo que priva es una gran desilusión porque los gobiernos panistas resultaron iguales o peores que los del PRI.
Así que también hay un “antipanismo” que crece cada día más. Por eso regresan los del PRI y ganan elecciones: Después de uno o dos gobiernos del PAN en cualquier Estado de la República, el PRI regresa al poder. Ha sucedido una y otra vez en todos lados donde había ganado el PAN.
Y en el caso de Puebla, reitero, al Gobierno de Rafael Moreno Valle (panista pero con un enorme tufo de expriísta) no le va nada bien en las redes sociales. Ahí es donde ha venido creciendo la oposición a su gobierno y a sus políticas, que son rechazadas por un buen sector de la sociedad.
Entonces, los jóvenes no son totalmente antipriístas ni tampoco son ya totalmente panistas. Lo que hay es una enorme falta de cultura política y una enorme decepción por todos los políticos y gobernantes.
Por eso será interesante ver qué pasará con ese grupo de votantes, si es que salen a sufragar. No soportan a los políticos ni a los partidos, pero tampoco los conocen del todo. Saben que hay que votar, pero les da una enorme flojera participar.
Volvamos entonces al tema de Puebla y su próxima elección.
Es cierto, hay un buen sector que rechaza al PRI y a sus ex Gobernantes. Y eso es lo que quiere despertar nuevamente el morenovallismo. Aunque un buen sector de la sociedad sabe que el propio Gobernador y sus principales colaboradores eran todos del PRI y esos gobiernos, sin excepción.
Pero también hay un muy buen sector de la sociedad que rechaza ya al PAN. Y en Puebla al morenovallismo y sus excesos. Recordemos que en la última Encuesta que hicimos en el BEAP, el Gobierno del entonces Alcalde Antonio Gali Fayad resultó reprobado por los habitantes de Puebla capital. No tengo por qué haber inventado ese resultado.
Entonces, lo que veremos en las campañas que están a unos días de iniciar y sobre todo el día de la votación, es el rechazo a un partido, no tanto el apoyo a un candidato. No habrá tiempo alguno para que los candidatos posicionen propuestas o datos espectaculares. Serán campañas de ataques a los partidos, gobiernos y personajes. Ni siquiera entre los candidatos.
Por último, habrá que ver cuántos poblanos salen efectivamente a votar. Porque muchos (la mayoría) de los que andan muy activos en redes sociales, con críticas y ataques, quizás ni acudan a votar el próximo 5 de junio.
No es lo mismo darle “click” para compartir un ataque en facebook o twitter, que salir a votar realmente el día de los comicios. Nos pintamos solos para las críticas y ataques impersonales de las redes sociales (antes eran los chismes de lavadero o sobremesas familiares o de café), pero de ahí que lo llevemos a cabo saliendo a votar en contra, es distinto.
Y también, habrá que ver si muchos de esos jóvenes o desilusionados de los partidos políticos mayoritarios, orientan su voto por un (a) candidato (a) independiente. Ahí también lo que prevalece, pues, es el castigo a los otros partido; no es un voto a favor del independiente, es un voto en contra de aquellos.
En fin. Todo esto se los cuento porque la contienda por la minigubernatura poblana será muy cerrada. Algo sabré… Si no lo supieran los morenovallistas… ¿atacarían tanto a Blanca Alcalá?
Lo sé, lo saben… lo sabemos.