En Puebla, tierra de sus fundadores, el Yunque también ha evolucionado. Sus viejos Jefes y miembros originales están en un semiretiro y han abierto el paso a nuevas generaciones. Por supuesto sus palabras siguen pesando… pero ya no tanto como hace veinte o treinta años.
Por ello, yo encontraría dos grupos más o menos identificables: Los Yunques tradicionales, ortodoxos, herederos del viejo sentir antipriísta, que siempre prefirieron perder elecciones constitucionales pero a cambio nunca perder el control del partido (para aquello de “transformar a la sociedad y bla, bla, bla”).
Y por otro lado, una nueva camada de Yunquitos, algunos de ellos hijos de miembros históricos y muchos otros sin prosapia alguna, que están hambrientos de ganar elecciones y que no tienen empacho en que sus candidatos no respondan al viejo perfil blanquiazul (de la pureza de sangre, ortodoxia católica y antipriísmo acendrado), pero que tengan vocación ganadora.
También es cierto que la dirigencia del Yunque en Puebla ya no es un ente monolítico. Hoy ya existe una especie de grupo “colegiado” en el que se escuchan las órdenes de los Jefes históricos… pero se encuentran con el cuestionamiento de los pragmáticos. Que tienen hambre de victorias… y de poder.
Con todo este panorama, ya podemos entender un poquito mejor lo críptico que siempre parece ser el PAN poblano en sus esquemas y movimientos internos.
Los Yunques Tradicionales saben que su mejor momento ya pasó, pero siguen pensando como siempre. Los Yunques Pragmáticos quieren ganar a como dé lugar y después ya se reorganizarán en torno a los viejos ideales.
Los Tradicionales apoyan a Espino y a Fox en su lucha contra las perversidades de Calderón. Los Pragmáticos apoyan a Calderón y al nuevo grupo gobernante siempre y cuando los salpique con poder y cargos.
Los Tradicionales, en el caso de las candidaturas, quieren lanzar a los más obedientes, aunque pierdan. Los Pragmáticos quieren experimentar con caras y nombres nuevos, que ganen, aunque no sean Yunques incluso.
Los Tradicionales no soportan la idea de que un “postpriísta” (como lo llamó Federico Müggemburg) como Rafael Moreno Valle se haga de la candidatura a la Gubernatura. Los Pragmáticos entienden que él es el que mejores posibilidades tiene y que si gana, no los olvidará y sí los sumará a su equipo.
Una vez establecidas algunas (solo algunas) características de cada tipología, ya podemos poner nombres. Ahí les van algunos:
Tradicionales: Por supuesto todos los que están contra Moreno Valle, destacando Humberto Aguilar, Ana Teresa Aranda (con todo y que se hubiera distanciado hace años de la dirigencia yunquista poblana), Jorge Ocejo, Angel Alonso, Antonio Ramírez Castellanos, Javier del Castillo y una larga lista de personajes ligados a la vieja UPAEP.
El Jefe de la Organización en Puebla en su nexo panista, fiel a esta línea (aunque no necesariamente amigo fiel de todos los anteriores), se llama Pablo Rodríguez Regordosa. Heredero por antonomasia de la ortodoxia yunquista poblana. Aunque él en lo personal podría aceptar que Moreno Valle fuera el candidato, al final hará lo que los viejos Jefes le sugieran que decrete.
Pragmáticos: A sabiendas o no de su aparente desobediencia, están personajes como Rafael Micalco (quien por supuesto no hace nada sin que antes se lo ordene Eduardo Rivera Pérez), Bernardo Arrubarrena, Guillermo Velázquez, Alfonso Bello, Arturo Flores Grande y muchos más del interior del Estado.
El líder de esta facción de panistas-yunquistas renovadores se llama Eduardo Rivera Pérez. Su plan va mucho más allá de que Moreno Valle sea el candidato a Gobernador. Él quiere ser candidato a la Alcaldía capitalina.
Claro, habría un tercer grupo de personajes que estarán con quien gane. Uno de ellos es Francisco Fraile (jugará con ambos bandos y al final se declarará convencido seguidor del victorioso). Otro más es Antonio Sánchez Díaz de Rivera (quien por cierto quiere crear su propia corriente y hacerse del control del PAN Municipal, primero, y Estatal después).
Y los demás son los empresarios orgánicos, quienes siempre esperarán al que les ofrezca negocios en caso de ganar la elección estatal (obra pública, proveeduría de insumos, etc.). Sea Yunque histórico o no. Todos ellos incluso siempre hacen buenos amarres con priístas, si hay ganancias de por medio. Aquí entrarían Jorge Espina, Felipe Álvarez, José Antonio Quintana, varios de los patronos de la UPAEP y algunos más de Coparmex, Canaco, Cámara de la Construcción y demás yerbas.
Como se verá, no es que el Yunque haya desparecido. Lo que sucede es que (como aquí mismo habíamos comentado hace muchos meses) ya no es el mismo. Hoy en las Juntas, varios ordenan, pero otros más opinan. E incluso éstos últimos se van por la libre en cuestiones de decisiones que les convengan.
Por eso es que muchos se preguntan cómo es posible que algunos miembros del Yunque estén apoyando a Rafael Moreno Valle Rosas. Incluso algunos sostienen que los orgánicos están engañando a Moreno Valle y que después lo van a dejar solo.
Pero hemos venido observando cómo evolucionan las cosas y ya puedo sostener otra conclusión: Los que apoyan al Senador sí lo hacen realmente. Porque son del grupo de jóvenes pragmáticos reformistas.
Y es que la Organización, reitero, ya no es un solo poder omnipotente, ni nacional ni localmente. Ya hay grupitos en todo el país que están comenzando a tomar decisiones propias. Ahora se aprecia mucho mejor.
Vamos, en otras palabras: Ya no es el pleito de los Yunques contra los Antiyunques de tiempos de Luis Paredes. Hoy es la pugna de los Tradicionales contra los Pragmáticos (¿o siempre fue así?). Y unos y otros tienen sectores fuertes del partido bajo su control o influencia.
¿Quién ganará?
En unos meses lo veremos.
Eso sí, de cualquier forma, en el PAN poblano, será el Yunque.
El Antiguo y Aceptado o el Reformado. Pero el Yunque al fin.