Por: Jesús Manuel Hernández
Hay un viejo agravio entre los ciudadanos Rafael Moreno Valle y Jorge Estefan Chidiac, se remonta a otras épocas, ajenas prácticamente al sexenio. Por ello algunos veían difícil su incorporación pública al equipo de Blanca Alcalá. Pero sucedió y no hay retorno, es una decisión para el resto de su gestión política.
Para nadie es desconocida la relación familiar de Jorge y Tony Gali, están casados con dos hermanas y entre ellas y entre ellos ha habido, como en todas las familias, cercanías y alejamientos.
El discurso de Estefan al asumir el interinato del PRI fue directo al centro de poder, denunció haber recibido amenazas de que serán reveladas muchas horas de grabaciones en su contra, reconoció que han hackeado cuentas, pero aún así, dijo Estefan “les vamos a ganar”.
Mientras tanto en Puebla se registraban incidentes poco normales. No sólo la captura de capos del crimen organizado que residen en Atlixco, los feminicidios en aumento, periodistas especializados reconocen que la cifra ronda los 20 casos.
Aparte de la pobreza extrema, el mal estado de las carreteras en las lejanías de la capital, el llamado del Senado para transparentar los temas financieros de Puebla, ocultos bajo la máscara de los llamados PPS, debe sumársele las crecientes denuncias de la contaminación del Atoyac.
Y por su esto fuera poco, agréguese el “levantón” en un palenque clandestino en Cuautlancingo, municipio conurbado con la capital, donde aparte de dos muertes fueron secuestrados mas de diez ciudadanos, cuyos cuerpos después serían localizados en tambos azules con ácido, en el municipio de Calpan, con señas de tormentos y ejecución una muestra muy clara de la presencia del crimen organizado, negado por el gobierno.
Hace casi dos años los habitantes de las Juntas Auxiliares de Puebla denunciaron, protestaron públicamente por el retiro de las oficinas del Registro Civil de esas instancias. Se obligó a los habitantes a viajar a la capital para sus trámites, los niños no podían se registrados, los muertos no podían ser enterrados, todo en agravio de la economía familiar.
La protesta de los vecinos de Chalchihuapan terminó con un niño muerto, José Luis Tehuatlíe a causa de un artefacto de arma de la policía que le perforó la cabeza; el gobierno culpó a la madre de llevar al niño a la marcha, cuando el niño regresaba de la escuela y caminaba e sentido contrario a los ocupantes de la vía Atlixcáyotl. La Ley Bala fue empleada a fondo contra los manifestantes bajo la orden de “castigo ejemplar”.
El gobierno se inventó la teoría del cohetón, los agredidos denunciaron los hechos en las instancias nacionales e internacionales de la violación de Derechos Humanos, el caso sigue. Y el ex secretario general de gobierno Luis Maldonado acusó a los vecinos de atacar a los policías con “piedras de gran calibre”.
Lo único que querían los habitantes de Chalchihuapan era que regresaran las oficinas del Registro Civil a las Juntas auxiliares.
La semana pasada, los mismos diputados que aprobaron la Ley Bala, que aprobaron el retiro de los registros civiles, los mismos que aplaudieron la enérgica y desatinada medida de desalojar con violencia a los manifestantes, votaron por que el Registro Civil regrese a las Juntas. Vaya ironía.
Al gobernador se le resbala la realidad de Puebla, vive tan alto que no se contagia ni de los olores ni de los humores de los poblanos, piensa que todo está bien.
A media semana los reporteros le preguntaron al gobernador sobre los incidentes que vive Puebla, pero el gobernador se limitó a responder “Ah sí, me enteré.. felicito a Jorge Estefan distinguido oaxaqueño”.
Vaya ironía. O por lo menos así me lo parece.
