22-11-2024 05:48:02 PM

Puebla, “El Estado maravilla”

Por: Juan Manuel Mecinas

Para 2016, el gobernador ha elegido como estrategia electoral el contraste entre el pasado y el presente, entre Marín y Moreno Valle. Su apuesta tiene lógica y rendirá frutos. Es adecuada porque el pasado fue peor y menos eficaz. Electoralmente, la apuesta le permitirá que su candidato gane la elección a gobernador del próximo año. Además, será clave la división en la oposición, donde más de un Caballo de Troya juega el papel que le indica el gobernador.

Sin embargo, más allá de los resultados de las urnas, el presente poblano ni es idílico ni es aproblemático. Moreno Valle quiere mostrar una Puebla en la que todo es positivo y todo es felicidad. El dolor y el sufrimiento, la corrupción, los yerros no existen; se desterraron, en la narrativa morenovallista, cuando éste asumió el poder. Solo él y su equipo creen que la mentira repetida mil veces triunfará como verdad ante dos de cada tres poblanos pobres o ante quienes sufren la inseguridad, la falta de oportunidades de empleo, de educación o de desarrollo. Ganar elecciones no significa gobernar bien, por más que el gobernador se empeñe en creerlo y sus plumas en afirmarlo.

Políticamente, el mayor problema de Moreno Valle ha sido la ausencia de responsabilidades. Sostuvo al Procurador y a los Secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública después de Chalchihuapan, cuando debieron abandonar sus puestos una vez pasada la crisis. A Facundo Rosas, de no ser por el escándalo de la ordeña de ductos de Pemex, no lo hubiera sustituido en un siglo.

Además, las cifras siguen mostrando un Estado con pocas probabilidades de bienestar para quienes más necesitan beneficiarse de las políticas sociales del gobierno. Una sentencia pesa como losa para esta administración: los ricos son más ricos en la Puebla de Moreno Valle. Es el gran atractivo para unos pocos y una desgracia para la mayoría.

La inseguridad es un tabú que se percibe, pero de la que no se habla. Como todos los gobiernos en el país, el de Moreno Valle no ha podido lograr consolidar un Estado de Derecho porque, muy a su pesar, ello no es directamente proporcional a toneladas de cemento en obra pública. El Estado de Derecho se construye con leyes que se apliquen e instituciones que garanticen su aplicación, lo que en Puebla está lejos de ser una realidad. El gobernador está más preocupado por las toneladas de concreto en las avenidas de la ciudad que por construir instituciones democráticas. Es más un constructor (literal) que un gobernador.

Un aspecto no menor es la erosión de la oposición. El autoritarismo de Moreno Valle no solo se refleja en su rostro acartonado cuando la situación lo compromete, sino en su afán de desaparecer a la oposición. No juega, no lucha, no discute con ella, sino que trata de reducirla a su mínima expresión. Su entendimiento de la política es digna de Luis XIV, donde los Fuertes de Loreto y Guadalupe son el Versalles morenovallista.

Además, su equipo de trabajo es tan inútil como eficaz, por contradictorio que parezca. Cumplen tareas, obedecen, ejecutan, pero no cubren ni sirven de filtro político a su jefe; no son escuderos, sino bufones. Moreno Valle gobierna solo, como consecuencia de su afán de lograr ganar todos los reflectores en la obra más ínfima, en la acción más cotidiana. Por eso mismo, toda crítica a su gobierno se vuelve un ataque contra él.

¿Qué Puebla percibirá el elector en 2018, en caso de que Moreno Valle sea candidato a Presidente?

Tal vez ninguna.

La elección presidencial es un referéndum sobre la imagen de los candidatos, los partidos y las estrategias de campaña. Poco tienen que ver los aciertos o los yerros de un gobierno. Por ejemplo, nadie recuerda cómo era Guanajuato en tiempos de Fox. En esa lógica, parece un contrasentido empeñarse en el discurso de la Puebla de maravilla porque ni es cierto ni es necesario. Más política y menos spots es lo que se necesita para construir un mejor Estado, pero el gobernador y su equipo están lejos de comprenderlo. A ellos, como a la reina en el cuento de Blancanieves, les encanta oír al espejo repetir que son los más bellos de la región.

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