Dirigente del Movimiento Antorchista en la mixteca poblana
El pasado día 15 de octubre, como rayo en cielo sereno, el presidente municipal de Acatlán de Osorio, Aristeo Ariza Alonso, malversando los recursos públicos y usando las firmas de algunas autoridades auxiliares (con fines distintos para los que fueron solicitadas) lanzó, en un desplegado dirigido al Gobierno del Estado, una serie de ataques, fundados en mentiras y calumnias, en contra de la organización a la que pertenezco. Su acción, claramente, tiene dos propósitos:
Primero, detener la lucha limpia, honrada y decidida que mis compañeros han emprendido para obligar al munícipe a que cumpla con lo que él, en épocas de campaña, se comprometió de viva voz, ante miles de acatecos, y que hoy, como le hacen la mayoría de los políticos, pretende ignorar (pero que desde este espacio le recordamos: la realización de obras de agua potable, drenaje, luz eléctrica y aulas).
Se viola nuestro derecho cuando se dice que, como ciudadanos comunes y corrientes, carecemos de representatividad para gestionar. Pero, sobre todo, se comete un verdadero crimen cuando se niegan -por parte de la autoridad- obras que sus gobernados necesitan urgentemente. Los gobiernos priístas (y Aristeo Ariza es emanado de este partido político) deben de saber que se exhiben como fascistas cuando se quiere cancelar este derecho ciudadano, por la vía de la represión mediática, buscando, de esa manera, acallar las ansias de progreso y bienestar de la gente, que lo único que hace es exigir mejoras básicas para sus comunidades.
Sabedores de esta prerrogativa legal, los antorchistas no tenemos ninguna necesidad de arrogarnos funciones o representaciones de nadie, pues nuestra calidad de ciudadanos es suficiente para ser sujetos de cambio en nuestros barrios, calles o comunidades. Por eso, es una actitud ruin y canalla la del gobernante, cuando afirma que hacemos gestiones usurpando funciones que sólo corresponden a los pueblos y a las autoridades; es una argucia infantil la que usa, para desprestigiar a la organización y, al mismo tiempo, incumplir compromisos de campaña, contraídos con los acatecos.
Antorcha Campesina existe en Acatlán, desde mucho antes de que Aristeo fuera alcalde; nuestra actividad ha sido reconocida y aceptada por varias autoridades municipales, no por voluntad o presión, sino porque han sido autoridades respetuosas del estado de derecho; por tanto, aceptando sin conceder que seamos lo que Aristeo dice, su “carta abierta” lo exhibe como un tipo inescrupuloso, que en la búsqueda del poder no tuvo reparos en ir Tecomatlán a buscar -con lágrimas en los ojos- el apoyo de la gente a la que ahora ataca tan visceralmente.
Entonces, o no es cierto lo que dice, y es un calumniador o, a sabiendas de que Antorcha es una organización “nefasta” (como ahora él quiere hacerla parecer), pidió su apoyo para llegar al poder, colocándose -con ese hecho- en la categoría de los felones; sediento de poder y de dinero, no tuvo empacho, para lograr sus propósitos, “en vender su alma al diablo”. Dejamos al presidente la decisión de ubicarse en el lugar en que mejor se identifique.
Peca de ingenuo al pedir al gobernador que nos obligue a suspender nuestras protestas y se exhibe como un tonto de capirote, al ofrecer a cambio un apoyo, pues sabe perfectamente que no lo sigue ni su esposa. El gobernador no puede forzar a nadie a suspender protestas públicas, por la sencilla razón de que es el primer obligado a respetar nuestra Carta Magna y a vigilar su aplicación estricta, en todo el territorio poblano; es abogado y no va a cometer atropellos a petición del ignorante alcalde de Acatlán de Osorio.
El señor gobernador del estado de Puebla sabe perfectamente bien que Antorcha Campesina es una organización independiente, que no actúa por consigna, que no tiene amo. Sabe que cuando protestamos nos asiste la razón y el derecho, por tanto, estoy seguro que ordenará al munícipe que deje de estar gastando el dinero del pueblo en desplegados calumniosos y se siente a dialogar y a resolver la problemática del municipio mixteco.
Segundo, el desplegado que publicó, pidiendo represión en contra de Antorcha Campesina, busca amedrentar al pueblo para acallar todo tipo de protesta, busca inhibir al ciudadano que tenga la osadía de protestar contra la ineptitud, corrupción y abusos de Aristeo Ariza y sus secuaces: la calumnia y la represión caerán sobre todos los inconformes. Así se explica que, como búfalo enloquecido, ataque a sus aliados, desprestigie al diputado local, traiga pleito casado con el periodista Ambrosio Escamilla, coloque en Tránsito Municipal a verdaderos gángsters, consienta atropellos y homicidios que la Policía Municipal comete en contra de los ciudadanos de Acatlán.
Como se puede concluir, el problema del PRI en Acatlán se llama Aristeo Ariza Alonso, por lo que el Gobierno del Estado y el tricolor estatal deben intervenir urgentemente, para evitar que el pueblo -en la próximas elecciones constitucionales- emita un voto de castigo para este partido, que no quiso meter en cintura a un pésimo presidente municipal, salido de sus filas. Debe ser hoy, mañana, será demasiado tarde.