Es el mismo Calderón que manejó el partido como el mejor de los presidentes priístas: con autoritarismo y exclusión.
Sin embargo, que Calderón haya utilizado el látigo contra los disidentes panistas no significa que quien hoy lo use esté haciendo lo correcto. Madero y Moreno Valle decidieron colocar a su tropa sin dejar espacio para el círculo calderonista. Uno de ellos no previó que un resultado negativo en las elecciones solo tendría un responsable: Gustavo Madero. Es por eso que el gobernador de Puebla no ve con malos ojos una derrota del PAN. Una victoria del panismo significaría una fortaleza de Gustavo Madero; una derrota sería el Waterloo del actual líder del PAN.
Ademas de la derrota panista, el gobernador poblano apuesta por el arribo de Ricardo Anaya a la presidencia del PAN, pues se trata de un personaje más cercano al morenovallismo que al maderismo. Con eso, Moreno Valle heriría de muerte a un Madero derrotado y sin poder en el partido.
Por otra parte, en el PRD las exclusiones tienen lógica política, aunque carecen de lógica electoral. Bejarano es un lastre como imagen, pero eso lo sabía el PRD desde 2004, no desde el domingo anterior. Y tampoco les falta razón al percibir un cierto peligro de que Ebrard sea sentado en el banquillo de los acusados durante la elección, pero olvidan que es su imagen y activo político más importante.
La señal que ha enviado el PRD es que la lógica de aglutinación que originó su nacimiento se ha roto, lo que se verá reflejado en el paupérrimo 13% al que aspiran. Los Chuchos excluyeron a todo aquel que oliera a AMLO, pero ignoraron que sin AMLO y sin Ebrard sus posibilidades de triunfo son nulas. Los Chuchos, pues, apuestan a la derrota con tal de conservar el poder al interior del PRD. Ganaron el partido y perdieron la izquierda.
Mención especial merece el arribo de Luis Maldonado Venegas como diputado plurinominal por el PRD. Su tarea es ayudar a construir la candidatura de Moreno Valle de cara a 2018. Su misión la cumplirá si adhiere al PRD a la hipotética candidatura panista de Moreno Valle. Pero también logrará su objetivo si impide una unión del PRD con el resto de las fuerzas políticas de izquierda. El PRI y el PAN serían los ganadores de una fragmentación de la izquierda —en caso de que postulen dos candidatos a la presidencia, uno por el PRD y otro por una coalición de Morena, PT y MC— lo que dejaría listo el escenario para que Moreno Valle se bata a duelo con el candidato del PRI y entre ellos diriman la elección presidencial. En otras palabras, el PRD ha optado por abrir las puertas de la ciudad al Caballo de Troya.
El escenario no puede ser más desolador. Se trata de una oposición preocupada por el control de los partidos y no por las demandas ciudadanas. Es Un retrato de Caín matando a Abel, aunque la analogía más certera es la de un par de buitres luchando por los restos de un país destazado.
