Esto debido a que la licenciatura, perteneciente a la Facultad de Administración de la BUAP, no cuenta con espacios dignos y suficientes para que los estudiantes acudan a tomar sus clases dentro del propio campus, y no en salones ilegales habilitados en las casas particulares de sus maestros.
De esta situación está enterada la directora de la facultad de Administración, Lilia Vázquez Martínez, quien ha alentado esta irregularidad por la relación familiar que lleva con la maestra y porque, pese a que Alfonso Esparza jura y perjura que la Buap opera con números negros; Vázquez Martínez dice que no recibe recursos para tener aulas y laboratorios dignos.
¿Por qué los alumnos tienen que irse a estudiar a la casa particular de su maestra y colmo pagar 120 pesos como si se tratara de una asignatura extracurricular?
¿Se imagina el riesgo que corren los alumnos de Gastronomía al acudir a estudiar a un laboratorio clandestino que no tiene las mínimas normas de higiene y seguridad que deben de observar?
¿Qué pasaría si ocurre un desafortunado accidente al momento de estar trabajando con las hornillas o con electrodomésticos defetuosos?
¿Quién se hará responsable de la seguridad y la integridad física de los alumnos: la maestra Araceli Toquero, la directora Lilia Vázquez, el rector Esparza?
Además de esta irregularidad, la propia directora de la facultad de Administración, Lilia Vázquez, ha sido señalada por alumnos y maestros como una persona prepotente, que se presume protegida desde la rectoría, que ha despedido a docentes sin explicación alguna y que, lo peor de todo, no ha rendido cuentas sobre el manejo del presupuesto que se le asigna a su área.
Obviamente, todas estas irregularidades no serán incluidas en el informe de Alfonso Esparza, quien ya ha preparado su texto plagado de autoelogios a su administración, la más vergonzosa de los últimos años.
