Porque aunque el fin de semana estrenaron liderazgos estatal y municipal (en la capital del Estado) y en la Convención se dejaron ver muchos de sus liderazgos –haciendo gala de cinismo varios de ellos, pues son enemigos irreconciliables unos con otros-, la verdad es que la situación del tricolor es lastimosa en Puebla y esto será aprovechado con toda astucia por quien los conoce a la perfección: El Gobernador Rafael Moreno Valle.
Porque aunque el sábado y domingo se juraron lealtad unos a otros y prometieron ir juntos con los nuevos dirigentes, la verdad es que en el momento en que se definan candidaturas para las diputaciones de 2015, y a varios de ellos o a su grupo no les toque alguna, correrán a los brazos del Gobernador, quien les tendrá asegurado algún espacio para que rumien su derrota y ahora se vuelvan operadores contra el PRI que tanto decían amar hoy.
Esa ha sido la historia de cada elección desde 2010. Priístas resentidos son cooptados hábilmente por el grupo morenovallista y más temprano que tarde se vuelven sus aliados. Incluso sin salirse del propio PRI, algunos operan a favor de los intereses del Gobernador en materia de candidaturas, búsqueda de votos –legal o ilegalmente- en el siguiente proceso, obteniendo prebendas por debajo del agua. Si alguien conoce a los priístas se llama Rafael y se apellida Moreno valle.
Por eso a mí me da risa las promesas de lealtad y juramentos de “unidad” de los priístas, cuando en las últimas tres elecciones hemos visto cómo se traicionan una y otra vez, cuando no les tocan candidaturas o posiciones. Acéptenlo, traen en las venas el gen de la traición y la venganza a través del fuego amigo. Máxime si el Gobernador y su grupo los terminan de convencer con fuertes cañonazos a los que nunca se pueden negar. Para que la cuña apriete…
El más patético ejemplo de cómo los priístas están dispuestos a entregarse a lo que indique el señor Gobernador, se desarrolló en torno al lamentable suceso de Chalchihuapan. No hubo un solo diputado o líder tricolor que denunciara los excesos y brutalidad de la policía de Rafael Moreno Valle. No hubo uno solo que se solidarizara con la madre del menor fallecido. No hubo uno solo que acudiera a la Marcha contra Moreno Valle (salvo Enrique Dóger, que se sumó tímidamente ya cuando los marchistas habían arribado al Zócalo).
Se dice que el Gobernador pidió personalmente a cada uno de los diputados locales y federales del PRI que no acudieran a la marcha en su contra. Se habla de abultados sobres que llegan a cada uno de ellos cada mes, para que no tengan malos pensamientos.
Entonces, ¿qué podemos esperar de esta furiosa y congruente “oposición” priísta que hemos visto los últimos tres años en Puebla, ahora con nuevos dirigentes?
Absolutamente nada. Con todo y que ayer y antier medio gritaron consignas contra el gobierno de Moreno Valle. Muy tímidas y sin tocar ningún tema importante.
Pobres militantes y “bases” tricolores. Ellos rompiéndose el alma y creyendo que “ahora sí” recuperarán el poder en Puebla “porque el Presidente Peña Nieto va a apoyar a su partido y se irá con todo contra el gobierno panista de Rafael Moreno Valle”.
Creo que se quedarán esperando sentados una vez más. En Puebla, el Gobernador manda en su partido y en los demás, incluido el propio PRI.
Aunque regresen Mario Marín y “El Vale”. Aunque López Zavala no haya hecho berrinche. Aunque Dóger aparezca en las fotos. Aunque Pepe Chedraui –el amigo del Presidente, como no- jure que van por la suya. Aunque Blanquita Alcalá aparezca junto a Lastiri. Aunque Charbel Estefan diga que van por todo junto con su socio en gasolinerías Carlos Sánchez. Aunque Chucho Morales prometa que ni él ni su hermano son operadores del Gobernador. Aunque Mónica Barrientos sea la nueva Secretaria Municipal aunque haya operado para Panal y PAN en 2013 para asegurar la chamba de su esposo…
Todos y cualquiera de ellos tomarán la primera llamada de Rafael Moreno Valle cuando ésta llegue. Y se cuadrarán disciplinadamente.
La historia es de sobra conocida. Y comprobada.
Pobre PRI, pues.
