Y la semana pasada concluimos mediciones en los Estados de Puebla y Veracruz. Obviamente son encuestas encargadas por personajes que aspiran a posicionamiento político-electoral, por lo que no podemos publicarlas. Y en esas mediciones siempre preguntamos por la evaluación de los tres niveles de gobierno al momento del levantamiento.
Por ello, lo que sí puedo comentar –tengo los datos en mis manos- es que la gente sigue reprobando el trabajo del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. La gente ni siquiera está enterada de que se “logró” una nueva Reforma, ahora en “Telecomunicaciones”. El tema es bastante especializado y el ciudadano común y corriente ni lo entiende ni lo ve cercano en algún beneficio directo para él.
Sí, se habla de reducciones en las tarifas telefónicas y que se eliminará el cobro de las largas distancias… Pero la gente ni por enterada.
Y aún enterándose, los ciudadanos no identifican esos “beneficios” como un logro de Peña Nieto.
Al Presidente lo siguen contemplando como alguien que no da resultados o bien que es un incapaz.
Y es que, como ya lo hemos comentado mucho aquí mismo, no existe una estrategia de comunicación social desde la Presidencia de la República que busque re-posicionar positivamente al mandatario mexicano. Sus eventos cada vez se notan más artificiales. El semblante del propio Presidente se nota demacrado, cada vez más delgado y se rumora que está enfermo.
El resultado es evidente: En todas las encuestas (locales, como las del BEAP, o nacionales, como las de otras empresas de prestigio) la mayoría de ciudadanos desaprueba la forma como está trabajando el Presidente y en calificación numérica de plano le da notas reprobatorias (de 5 para abajo).
¿Qué paso? ¿Dónde quedó el encanto de Peña Nieto, que lo hacía tan popular en mítines, eventos y concentraciones? ¿Dónde quedaron las enormes expectativas que creó cuando logró el Pacto por México a unos días de tomar posesión como Presidente?
Hoy, en el bote de la basura. No tiene ni asesores ni estrategas en comunicación social. Y si los tiene son unos ineptos.
La gente, simplemente, no ve beneficio directo alguno que haya sido provocado por la gestión del priísta en la Presidencia. Por el contrario, la enorme mayoría de ciudadanos se quejan de que no hay empleo, de que su sueldo no les alcanza, de que los precios son altos y, por supuesto, de la brutal inseguridad en cualquier zona (rural o urbana). Así es imposible que haya aprobación social al Presidente. Y mucho menos tendencias a favor de su partido.
Como ya hemos dicho, en Puebla el PRI está en la lona. Un poco por la desaprobación a Peña, en Puebla otro poco por la aprobación al morenovallismo y sus costosas obras y finalmente por la inexistente estrategia del PRI para reposicionarse, reitero una vez más.
Naturalmente, si todo continúa como ahora, es sumamente difícil que el PRI gane la mayoría de Diputaciones en el Congreso de la Unión en las elecciones del próximo año. Creo que más bien recibirá un buen voto de castigo, como les sucedió a los últimos dos Presidentes panistas, cuando en su respectiva elección intermedia perdieron más de 50 Diputados Federales en cada caso.
En serio, no veo cómo pueda darle tiempo al Presidente y a su partido para lograr que la gente cambie su percepción negativa y ahora aprueba todo lo que haga Peña Nieto y su gobierno. La tendencia ya es muy clara y es difícil revertirla.
Máxime cuando la reforma energética también está entrampada y no creo que se vean beneficios directos para el bolsillo de los mexicanos. Quizás para las empresas que quieran entrar al negocio petrolero o de energía eléctrica. Pero no para el mexicano común y corriente.
Finalmente, en Puebla, toda esta situación beneficiará a los candidatos morenovallistas a las Diputaciones. Sobre todo a las mujeres, porque hay una muy buena tendencia a favor de mujeres para que sean Diputadas. Eso dicen los poblanos, pues. Luego les digo quienes son las de mejores tendencias y tienen amplias probabilidades de ganar.
Y mientras tanto, en el PRI… Bostezan.