De acuerdo con una reveladora carta enviada a Miguel Viveros, Vicario Episcopal y a Amador Tapia, párroco de San Pedro y que firma José Miguel Asunción Naxi como Teniente de la capilla de San Gregorio, el padre Solís ha preferido disfrutar de los mundanos placeres terrenales, antes de honrar su noble misión de salvar almas.
Amén.
De entrada, los fieles tienen severas dudas sobre el uso que se le da al dinero que por diversos conceptos entra a la capilla.
Por ejemplo, a la comunidad fue enviada una doctora a brindar servicios de salud que, lejos de ser gratuitos, son cobrados a la población por el sacerdote.
Al preguntar por el destino de ese dinero, la respuesta del ensotanado, invariablemente ha sido la negativa salpicada de adjetivos para quien se atreve a indagar:
“Pendejos, si tienen tantos güevos pregúntenme directo”-son algunas de las frases más socorridas por este representante del eterno.
Penoso.
El propio teniente de la capilla relata su sospecha de que el cura mantiene relaciones íntimas con mujeres catequistas, con quienes sostiene largas y muy privadas reuniones de frecuencia atípica.
Al ser cuestionado sobre lo anterior por las propias autoridades de la capilla, la respuesta de Vicente Solís ha sido igualmente folclórica: “eres un pendejo hijo de la chingada y si sigues abriendo el hocico te van a venir a poner en la madre”.
¿Cómo ve?
¿Digno del catecismo del padre Ripalda?
Por si lo anterior fuera poco, las ausencias del párroco en las celebraciones programadas son constantes, dejando colgados a fieles, novios, bautizantes y comulgantes por igual.
El colmo para los habitantes de este lugar es que, desde el púlpito, el sui géneris cura les ha endilgado los más diversos insultos, tachándolos de “ignorantes” y “tontos”.
La misiva, aquí publicada, tiene fecha del 31 de marzo de 2014, es decir, las autoridades eclesiásticas conocen las irregularidades desde hace más de dos meses y no han hecho absolutamente nada.
Ahora que la católica y romana vende con el papado de Francisco una renovación de actitudes y formas en los representantes de su Iglesia, será necesario erradicar de fondo a personajes como el aquí referido si se busca combatir con éxito la enorme fuga de creyentes que por falta de confianza en sus representantes han decidido buscar otras opciones para recibir consuelo divino.
Congruencia es la palabra.
A ver si es cierto.
