Es hoy el único que le garantiza a Moreno Valle que después de su sexenio pueda disponer del dinero público y dejarlo seguir mandando en Puebla.
El plan B es muy claro: Antonio Gali Fayad, actual alcalde de la capital, en la medida en que Cabalán no suba en posicionamiento e intención al voto.
El gobernador iría por la clásica: apoyar al que vaya arriba de las encuestas y ese otro sería precisamente Gali Fayad.
En el PRI hay una terna en ese orden: Blanca Alcalá Ruiz, José Chedraui Budib y Enrique Doger Guerrero.
La primera lleva mano para el 2016, el segundo dispone de la nomenclatura peñista federal y el tercero porque en el 2016 está su opción de negociar el senado en el 2018. Es Doger el candidato de Moreno Valle a la minigubernatura.
Si Blanca es postulada no iría Cabalán, sino Gali.
En los otros dos escenarios, sí lanzaría el gobernador a su Delfín para validar la firma del pacto de St. Tropez.
Lo que llama la atención ya es la izquierda, una expresión perredista, aderezada de Morena y respaldada por Movimiento Ciudadano.
Aquí nada más existe una carta y es la de José Juan Espinosa, actual alcalde de San Pedro Cholula.
El JJ es visto con atención por la forma en la que en poco tiempo como edil ha logrado dejar muy por detrás en manejo de imagen de gobierno al alcalde de la capital, Tony Gali, quien ejerce diez veces más de presupuesto que él y dispone de una mega estructura de promoción.
Acciones sencillas de alto impacto social.
Así están los perfiles.
Muchos quieren, pero no pueden.
La fiesta del 2016 es para pocos.
El morenovallismo a la espera de lo que ocurra el 19 de mayo con Gustavo Madero.