Hace unos días un matrimonio se hospedó en Las Calandrias, hotel en cuyos jardines se celebraría la boda de un amigo suyo.
La pareja se ausentó toda la tarde de su habitación para acudir al ágape y al regresar a su cuarto a las 10 de la noche, se percató ue le habían robado sus pertenencias.
Al exigir una explicación en la recepción del hotel, los empleados les dijeron que no sabían nada y los comunicaron telefónicamente con el dueño del hotel, quien se ofreció a atenderlos hasta el otro día.
“Váyanse a dormir, mañana llegó como a las 12 y ya vemos”, les dijo.
Obviamente, la pareja se mostró sorprendida y exigió una pronta solución al problema, ya que les robaron sus celulares y radios, bolsas de mano con identificaciones, dinero y las llaves de su vehículo.
El dueño insistió en que los atendería hasta el día siguiente y como siguieron los reclamos, enojado los acusó de ser unos estafadores, de querer sacar provecho porque “nadie trae tantos celulares y radios” (sic); los amenazó con dar carpetazo al asunto, presumiendo sus relaciones con autoridades y su status de “dueño de un medio de comunicación”.
Total que como no recibieron apoyo por parte del personal del hotel, ellos mismos llamaron a la policía, levantaron su denuncia y al día siguiente hicieron el “check out” sin que el dueño se presentara.
Así que ya sabe, ¡aguas! si viene de vacaciones a Atlixco porque las ratotas de dos patas viajan en Calandria.
El colmillo de Comunicación Social.
Muy hábil el proceder de los encargados de la comunicación social del gobernador Rafael Moreno Valle, quienes en aras de proteger a su patrón, incurren en acciones que rayan en lo mañoso.
El pasado martes se había programado el inicio de las obras del colector pluvial de la 11 sur y la oficina de prensa envío la agenda correspondiente a todas las redacciones de los medios, para garantizar la cobertura del evento.
Sin embargo, a media mañana y sin más explicaciones, envió un correo electrónico urgente en el que avisaba que el acto se había suspendido hasta nuevo aviso.
Paradójicamente, por la tarde se envío un boletín de prensa con los pormenores del banderazo de inicio de la obra y de una fotografía en la que se mostraba al gobernador sonriente con su banderita en mano.
¿Qué pasó ahí?
Nada, que como ese día “explotó la bomba” por las nuevas modificaciones que se harían a la Ley del Agua, dando marcha atrás a lo que apenas dos meses antes el gobernador les había ordenado hacer a los legisladores, los encargados de la prensa de Rafael Moreno Valle hicieron gala de maña para no exponerlo a las preguntas de los medios.
¡Qué habilidosos!
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