Un día, le echan la culpa a los usuarios de los bancos porque no reportan la presencia de personas sospechosas al interior de las sucursales.
Al otro día le echan la culpa a los propios bancos por no reforzar las medidas de seguridad internas.
Un día, le echan la culpa a los gerentes de restaurantes y comercios por no invertir en medidas de seguridad para evitar los robos.
Al otro día le echan la culpa al gobierno del estado por no poner en operación las cámaras de seguridad al interior de unidades del servicio de transporte público.
Total que en cualquier caso de inseguridad que se presente en la ciudad, ya sea robo, asalto con violencia u homicidio, Amadeo Lara y sus secuaces se lavan las manos y culpan a las víctimas de su propia pendejez.
Pese a lo que presumen, los robos a cuentahabientes no han bajado, los “cristalazos” siguen a la orden del día, conocidos restaurantes son asaltados hasta dos veces con 10 días de diferencia… vamos… ya hasta asaltan obras en construcción con total impunidad.
¡Carajo!, hasta el mismo bunker morenovallista conocido como el CIS fue víctima de los amantes de lo ajeno quienes sustrajeron computadoras y de eso nadie… supo nada.
El presidente municipal se ufana al decir que no cedió a las presiones para instalar casinos, con lo que evitó la entrada a la capital de la “delincuencia organizada”.
¡Uy, caray…Gracias!
Pero de nada sirve “blindar” la ciudad de la exportación de cacos si yas viven y operan en ella, felices de la vida.
Además, qué manía la de los eruditos de la seguridad el minimizar a los criminales locales al excentrarlos del mote de “delincuencia organizada”.
Caramba, si dos o más tipos unen armas y esfuerzos para delinquir, trazan planes y se asignan funciones para llevar a cabo su delito… ¿Eso no es “delincuencia ORGANIZADA”?
Queda claro entonces que el problema real de la inseguridad en Puebla capital es un mero asunto de óptica.
Mientras los ciudadanos que padecen diariamente los estragos de la delincuencia se empeñan en ver un GRAN problema, para las autoridades es un asunto muy pequeñito, por ello es que les viene valiendo gorro.
Tal vez por eso, la desfachatez de Amadeo, Lara por el padre y Terrón-por-la madre, de recomendar a los vecinos de diferentes colonias que se organicen ellos, que ellos sean los que pongan alarmas y formen grupos de vigilancia.
Descarada forma de reconocer que él y su panda son inútiles.
La buena noticia es que ya se van; la mala es que todavía les quedan 4 meses.
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