Esta semana, cañeros de Calipan y Atencingo pretendieron usar la explanada de la Rueda de la Fortuna como “manifestódromo” para exigir el gobierno el pago de subsidios para afrontar la cruda realidad que se vive en los ingenios.
Fracasaron en su intento porque el lugar amaneció atestado de policías estatales destacados para impedir a toda costa la marcha.
Para justificar el impresionante operativo policiaco, el Gobierno del Estado se inventó una entrega de recursos en el auditorio Siglo XXI, y digo se inventó porque hasta la semana pasada, cuando los cañeros anunciaron (¡si serán gueyes!) que se manifestarían en dicha explanada, ese evento no figuraba en la agenda.
Esto ya lo había anticipado en noviembre del 2011, el periodista Valentín Varillas en su columna La Tempestad cuando escribió que el Centro Integral de Servicios haría vulnerable al gobierno actual.
En su texto, el periodista expuso:
“El Centro Integral de Servicios y Atención Ciudadana, prioritario en el sexenio morenovallista para lograr su objetivo de vender la imagen de un gobierno ágil, moderno y eficiente, podría en los hechos significar un auténtico dolor de cabeza para la actual administración estatal.”
“¿Qué punto débil puede tener un proyecto que en el papel luce casi perfecto?”
“Pues el tema de la seguridad.”
“Es más, si considera exagerado lo anterior, analicemos el caso de los grupos sociales y organizaciones que constantemente se manifiestan en contra del gobierno estatal.”
“Una de ellas, simplemente, en el nuevo edificio, tendrá la capacidad de paralizar todas y cada una de las oficinas de las dependencias gubernamentales con una sola acción, independientemente de cuál sea su reivindicación o qué dependencia sea la responsable de darles una respuesta.”
Hasta aquí la cita.
¿Se imagina qué hubiera pasado si los cañeros logran su cometido?
¿Se imagina si de la explanada de la Rueda se animan a bloquear la vía Atlixcáyotl, se plantan en la explanada del CIS y toman los 3 edificios, sin darles tiempo a secretarios que despachan ahí, como Cabalan Macari, a poner pies en polvorosa?
¿Se imagina si en lugar de los 500 cañeros que ante la presencia policiaca se fueron a Casa Aguayo, hubieran sido los más de 5 mil antorchistas que también marcharon esta semana y que han traído asolada a la capital con sus mítines y plantones?
No quiero ni imaginarme las escenas de pánico de los burócratas secuestrados en sus propias oficinas, no alcanzarían los policías del estado ni del municipio para liberar los inmuebles.
Viéndolo fríamente, sería lo ideal, pues estos grupos centrarían sus moviizaciones en contra de su objetivo real y dejarían de estar jodiendo a los ciudadanos, pero… ¿En cuánto afectarían la operatividad del estado?
¿Habrá quien se anime a hacer el experimento?
¡Qué nervios!
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