Si bien no ha habido demasiado interés de la ciudadanía en el actual proceso electoral y todo indica –nuestras mediciones así lo dicen- que la participación efectiva el día de los comicios apenas rebasará el 50 % (en el cálculo más optimista, pues quizás ni siquiera llegue ese porcentaje), el resto de los poblanos se dividen con encono a causa de los intereses partidistas.
Lo vemos todos los días en las calles. Aunque hoy algunos pregonen ventajas abrumadoras en las encuestas, la verdad es que si esto fuera así no estaría ocurriendo lo que presenciamos en las últimas jornadas de la campaña: Una guerra auténtica y vigorosa de brigadas de chamacos (muchos de ellos menores de edad que ni siquiera votan, pero son tontos útiles pagados con una torta y cien pesos) gritando consignas a favor y en contra de uno y otro candidato (fundamentalmente a la Alcaldía de esta capital); guerra por colocar “microperforados” en los medallones de los autos, de los que vemos muchísimos de ambos bandos; brigadas de “promotores del voto” –siempre de ambos partidos que se disputan la victoria- que andan en todas las colonias de la periferia pidiendo datos y anotando “promovidos”; rediseño de spots de campaña ya atacándose abiertamente (¿no que estaban prohibidos los spots de ataques a candidatos? ¿Hará algo el IEE?… se escuchan risas grabadas).
Perdón, pero si hubiera una súper ventaja en encuestas no creo que terminara así una campaña.
No. La realidad es que la campaña termina en una muy cerrada contienda (números serios), que no dan una ventaja definitiva a nadie antes del día de las votaciones. Ese día todo puede pasar. Y no solo por lo cerrado de las preferencias, sino por todo lo que hemos venido platicando en este mismo espacio: La “operación” de los partidos por sacar a votar a los ciudadanos a su favor, incluyendo prácticas legales (atender la movilización de sus votantes) y no tanto (votos golondrinos, compra de votantes, compra de credenciales de elector para que no sufraguen por un determinado partido y un largo etcétera).
Los líderes de los partidos lo saben: Esta elección se ganará el día de la votación. Si bien nos va a los poblanos y ese día o la madrugada siguiente sabemos quién obtuvo una mayoría contundente de los sufragios.
Pero también lo más seguro es que quien supuestamente saque menos votos no quedará conforme con el resultado e impugnará inmediatamente el resultado. Lo han dicho una y otra vez los propios líderes partidistas nacionales: Gustavo Madero ha gritado una y otra vez que el PRI le hará trampa en las elecciones (alegando perversiones en todos los Estados donde gobierna el tricolor pero callando inocentemente sobre Puebla, por ejemplo) y César Camacho ha dicho aquí en Puebla que defenderán sus votos en los Tribunales.
¿Hace falta saber más?
La polarización evidente que estamos viviendo los poblanos no terminará el 7 de julio. Ahí comenzará la judicialización de las elecciones. Y viene una cascada de denuncias que el Instituto Electoral del Estado ha desechado en contra de la alianza Puebla Unida, pero que ya están en manos de la siguiente Sala del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Muchas quizás también ahí se desechen… pero hay varias que tienen demasiado peso y al parecer sí prosperarán (en serio, hay algunas buenísimas…).
Mucho se ha dicho sobre una posible negociación o “concertacesión” por parte de Enrique Peña Nieto en el sentido de “cederle” victorias al PAN o al PRD (a sus alianzas, pues) con tal de que éstos lo sigan apoyando en el mentado “Pacto por México” y las reformas que vienen (la energética sobre todo) y que Puebla entraría en tal acuerdo.
Pues lo que yo veo es exactamente lo contrario al día de hoy. Insisto, al menos al día de hoy.
La alianza del PAN-PRD y partiditos que los acompañan está haciendo hasta lo imposible por ganar todo, comandada por su principal estratega llamado Rafael Moreno Valle, pues sabe que solo un resultado favorable le sirve para sus planes futuros.
Y la alianza 5 de Mayo está haciendo exactamente lo mismo: Yo no veo que sus líderes nacionales quieran perder Puebla y fortalecer las aspiraciones presidenciales del Gobernador. En otras palabras: Una cosa es el Pacto por México y otra la elección local.
Entonces, pues, la lucha por Puebla no termina el 7 de julio. Ese día creo que apenas comienza otro proceso largo y desgastante (la judicialización, que puede llegar hasta la anulación del proceso por el peso de las denuncias) que seguirá abonando desgraciadamente a la polarización de la sociedad.
Es en ese escenario donde sí se fortalece la hipótesis de un arreglo en los más altos niveles. Antes no.
Por cierto, me dicen que el Presidente Enrique Peña Nieto sí viene a Puebla en próximos días, con el pretexto de la inauguración de un evento internacional.
¿Será?
Y si viene… ¿habrá arreglo o jalón de orejas?
Pronto lo sabremos.
Twitter: @rodolforiverap
