22-11-2024 08:37:04 PM

Encuestas, guerra idiota

alpie15

Pero en esta verdad de Perogrullo –lo he dicho hasta la saciedad durante los últimos diez o doce años- también pretenden incluir a los estudios de medición de la opinión pública. A las encuestas pre-electorales, pues.

Vamos, con la falsa creencia (ya he escrito sobre esto en columnas pasadas) de que difundiendo encuestas en las que algún candidato “va ganando” esto influirá en la decisión final de voto del ciudadano –votando a favor del puntero-, se dedican a difundir todo tipo de encuestas y sondeos de preferencia partidista y de posicionamiento de los candidatos.

Y como siempre, hay de todo. Desde encuestas realizadas por empresas serias, con muchos años de existencia y trabajo conocido, hasta verdaderas vaciladas que obviamente nadie cree o puede dar por reales.

Pero sobre lo anterior, sigo sosteniendo que la última palabra la tiene el ciudadano que se preocupa por observar esas mediciones (una minoría, como también he escrito) y cree o no en sus resultados. Ocurre lo mismo que con los debates: Cada quien ve ganador al que era su favorito de por sí y le mira mil errores al adversario y después lo repite en su círculo de amigos y familiares y todos le dan la razón…

Con las encuestas ocurre algo similar: Cada quien aprueba aquellas donde su candidato “va ganando” y descalifica, critica y niega aquellas en las que su candidato “va perdiendo”. Es normal. Raro sería que ocurriera lo contrario. Y hasta absurdo.

Pero lo que sí hay que aclarar es que si dos o más encuestas dan resultados distintos y fueron realizadas por empresas establecidas (prestigiadas o no) pues entonces hay que atender a la metodología usada. Por ejemplo, si fue levantada por teléfono o en campo, entre otros factores. Supongamos que el muestreo fue bien diseñado y que los cuestionarios no tenían preguntas con algún sesgo evidente.

Hace unos días participamos como ponentes en un Seminario Internacional de Campañas Electorales. Y pude platicar y convivir un buen rato con encuestadores de varios países de Europa y América Latina, además del estimado amigo Roy Campos, el encuestador más famoso de México (y en otros eventos he conversado sobre el mismo tema con colegas de U.S.A., Hungría, Polonia, Austria, Portugal y un buen número de países ). Y la conclusión siempre es la misma (no lo digo yo, lo decimos todos los encuestadores del planeta):

Para medir preferencia electoral en cualquier lugar, el levantamiento se tiene que hacer en campo, cara a cara y en puntos de muestreo que abarquen representativamente a las secciones electorales del área geográfica determinada (municipal, distrital, estatal o nacional). Y se tienen que hacer así porque el universo está compuesto por todos los ciudadanos mayores de edad que tienen posibilidad de votar.

En México (todo el país) hoy existen unos doce millones de líneas telefónicas residenciales. Mientras que ya hay más de 80 millones de celulares activos (quizás 90). Es decir, ya hay demasiados hogares que NO cuentan con línea telefónica, por lo que si levantamos una encuesta mediante esa metodología quedan fuera de la muestra una gran mayoría de ciudadanos. Probablemente esté bien hecha su muestra (de números telefónicos existentes, insisto), pero NO abarca a todo el universo de ciudadanos. Así de simple. No es difícil de entender.

Y reitero, no quiere decir que la encuesta telefónica esté mal hecha… simplemente que no es una metodología adecuada para medir preferencia electoral, donde TODOS los ciudadanos deben tener la misma probabilidad de ser elegidos para ser encuestados.

Esto es un conocimiento de jardín de niños entre todo el gremio de profesionales de la demoscopia. Incluso, probablemente hasta puedan coincidir los resultados de una encuesta telefónica con una encuesta en campo-cara a cara-domiciliaria. Pero fue porque la tendencia partidista quizás es muy clara.

Pero en un proceso donde la competencia entre los candidatos tiende a cerrarse o es muy competida, las encuestas telefónicas suelen ser ingratas. Y además, en México, por la misma razón que ya expliqué (ya muchos hogares no tienen línea residencial), las encuesta telefónicas casi siempre tienen un sesgo a favor del PAN, pues son los hogares de clase media y media-alta lo que tienen teléfono en casa y esos niveles son mayoritariamente simpatizantes de ese partido.

¿Me explico?

Entonces, resumiendo:

Qué bueno que se estén haciendo muchas encuestas de preferencia pre-electoral en este proceso poblano. Cada quién sabrá a cuáles creerle, con el natural sesgo que tenemos de ver favorecido a nuestro candidato.

Pero también tengamos presente la metodología de levantamiento, para que no haya tampoco errores o manipulaciones dolosas para ver a un candidato “arriba” de otro.

Y aún con todo, repito también hasta el cansancio: cada quién es libre de creer o confiar en la (s) encuesta (s) que quiera.

Eso sí: En el BEAP nos interesa que aquel que nos encarga algún trabajo (partido, candidato, institución o medio de comunicación… a todos les hemos hecho encuestas ahora y alguna vez) sea el que al final corrobore si fuimos acertados o no.

Y casualmente esos mismos que nos han encargado trabajos (en Puebla y otros 20 Estados de la República durante los últimos 14 años)… nos siguen pidiendo encuestas una y otra vez. ¿Qué raro… o qué brutos no?

Me sobran los testimonios.

Por lo demás… que alguien despotrique de nuestros trabajos, es lo que nos hace más conocidos.

La guerra es entre los candidatos, no entre las encuestas. Esa es una guerra idiota.

twitter: @rodolforiverap

jriverp@yahoo.com

www.beap.com.mx

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