Si bien es cierto que parte de los problemas financieros del IMSS tienen que ver con los malos manejos de administraciones anteriores, también lo es que no son pocos los patrones que eluden el pago de sus cuotas o que declaran un salario menor del que realmente pagan al trabajador.
Desde su creación, la Ley del IMSS estableció como referencia el salario base de los trabajadores para el pago de las cuotas obrero-patronales, no incluye las prestaciones. Si los empresarios reportan un salario menor al que realmente pagan, entonces la cuota es baja.
Pero, para efectos del Impuesto sobre la Renta se debe sumar las prestaciones al salario que sí pagan los patrones, al hacer su declaración entonces ellos sí son beneficiados con la deducción de impuestos. Por ejemplo, premios de asistencia y puntualidad, utilidades, ayuda para comedor u otra prestación que perciban los trabajadores.
Así, los patrones protegen su dinero al lograr deducción de impuestos y un pago mínimo de cuotas al IMSS (si las cubren).
Mientras que el trabajador sí debe pagar impuestos de acuerdo al nivel de salario que percibe; además, si su cuota al Seguro Social es baja, también es bajo su ahorro en el Afore y, en consecuencia, será menor la cantidad que perciba cuando se jubile.
O bien, por ese salario base que declara el patrón es que al momento de liquidar a un trabajador, lo que éste percibe es una cantidad menor a la que suponía, así tenga 2 o 20 años de antigüedad.
La reforma que se propone acabaría con tales diferencias; se homologaría lo que dice la Ley del Seguro Social y lo que señala la Ley del Impuesto Sobre la Renta.
Los patrones deberán declarar lo que realmente pagan de salario a los trabajadores más todas las prestaciones, con base en ello se calculará la cuota obrero-patronal a pagar al IMSS y lo que deben pagar por ISR.
Aún más, podrían frenarse las acciones patronales de cancelar los contratos colectivos de trabajo que han ocurrido desde que entró en vigor la reforma al a Ley Federal del Trabajo, según han denunciado algunos sindicatos.
Y es que acabar con los contratos tiene el objetivo de emplear bajo otras condiciones u optar por el esquema de outsourcing, lo que aligeraría aún más la cotización ante el Seguro Social.
Los patrones objetan esta reforma porque ya no tendrán ese “jugoso diferencial” entre la cuota que cubren al Seguro Social y el monto de deducción por ISR.
De ahí que adviertan o amenacen con el crecimiento de la informalidad, despidos o el cierre de empresas, por lo “costoso” que dicen les resultará la mano de obra.
Por supuesto que esta reforma -en caso de aprobarse- no solucionará el problema financiero del Instituto Mexicano del Seguro Social, aunque si acabará con la simulación y mejorará sus ingresos; sólo falta que se ejerza una reestructuración en la operación del Instituto y mejore el servicio a los millones de derechohabientes.
