Lo dicho: prisas nunca dejan algo bueno

Como sabemos, las obras eran necesarias, nadie lo niega. Que por cierto nos las habían escamoteado los marinistas durante años… aunque es sabido que ya estaba autorizado el presupuesto y hasta había proyectos ejecutivos desde tiempos de García Ramírez, que nunca sabremos por qué diablos no las hizo él.

Y todos aguantamos las molestias durante varios meses, causadas por los cierres y desviaciones a la circulación vehicular. Aunque “todo era temporal y los beneficios serían pasa siempre”, rezaban los pendones que por cierto fueron cientos en toda la ruta. Pero tenían que estar concluidas a como diera lugar antes o durante los festejos (feitos) del 5 de mayo. Y claro, la orden era fulminante: Se terminaban o se terminaban. Aún con el riesgo de que las prisas provocaran la hechura de porquerías.

Y sí. Todo se inauguró para el 5 de mayo. El problema es que las prisas nunca dejan nada bueno.

Hoy vemos el fastuoso “Distribuidor Vial” de la UDLA -que hasta inauguró Felipe Calderón- desmoronándose a pedazos y con peligrosas grietas que son inmediatamente tapadas por cuadrillas de albañiles, para que “nadie” se de cuenta de los errores de construcción. El caso es que la mentada obra ya tiene decenas de parches y apuntalamientos.

Por otro lado, el “Distribuidor Vial de Momoxpan” ya ha sido destruido en partes, pues tenía que pasar por ahí un colector pluvial que se no se hizo previamente. Lo peor es que se sabía perfectamente que esa obra destruiría el distribuidor, pero a fuerzas lo tenían que inaugurar para complacer las prisas de quien les paga y ordena.

Finalmente, el “Puente del SAT”, por la misma obra del colector pluvial, está inservible y dañándose día con día ante la magnitud de dicha excavación.

Quien tenga dudas o piense que exagero, por favor, pase por la Recta y use cualquiera de las vialidades que estoy mencionando. Bueno… ni siquiera podrán porque están cerradas la mayoría de ellas… por obras.

Y sí, seguramente todo será reconstruido en tiempo récord -ya sabemos que para las prisas son excelentes-. El problema es que no sabemos cómo hayan quedado dañadas todas las estructuras y si los parches son suficientes para que sean construcciones seguras.

Y bueno, el último pequeño detalle son los millones y millones que se desperdiciaron, simplemente por mostrar falazmente que son muy rápidos en hacer obras para hacerse una –falaz también- publicidad en todos los medios.

Peor está siendo la publicidad… negativa. ¿O no?

¿Pues no que solo los marinistas eran los mentirosos?

¡Plop! Diría el genial Condorito.

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